Acuerdo comercial México – EEUU sobre el tomate

1. Introducción
2. Antecedentes
3. Acuerdo comercial

1. Introducción

El flujo comercial de tomate que se produce desde México a Estados Unidos es el más importante en el mundo. Por una parte, nuestro país es el mayor exportador de esta hortaliza, con el 21 % del volumen total. Y por otra, Estados Unidos es el mayor importador de tomate a nivel mundial, con un 25 % del total. La relación entre ambos países ha tenido sus más y sus menos a lo largo de las transacciones comerciales acontecidas. Sin embargo, en el último año, las exigencias del gobierno del país vecino han puesto en serias dificultades a los productores de tomate mexicano.

2. Antecedentes

El monto económico de la exportación a Estados Unidos de tomate mexicano supera los 2,000 millones de dólares cada año, generando más de 1 millón de empleos. No obstante, desde 1996, el comercio del tomate opera bajo una tregua incómoda, renovando los acuerdos varias veces en las últimas dos décadas.

Para la administración norteamericana, México ejercía unas prácticas comerciales desleales e injustas con respecto a sus productores de tomate, alegando que el tomate mexicano presentaba unos precios demasiado bajos comparado con los suyos. Por tanto, querían iniciar un proceso de investigación sobre dicho comercio.

Algunos productores agrícolas estadounidenses, respaldados por legisladores republicanos de Florida, estaban a favor de permitir que la investigación y los aranceles siguieran adelante, alegando que la rebaja de los precios, ocasionaba daños a los agricultores estadounidenses, en Florida y otras regiones. Por lo que, EE.UU. debía proteger los empleos agrícolas locales, aunque eso significara que los consumidores debieran pagar más por sus productos.

Por el contrario, México negaba que sus agricultores estuvieran incurriendo en estas prácticas, conocidas como “dumping”.

Como consecuencia, EE.UU. abrió una investigación “antidumping” sobre las importaciones mexicanas de tomate, a la vez que imponía un arancel provisional del 17.6 %, que entró en vigencia en el mes de mayo. Esto podía provocar que los aranceles fuesen permanentes si el Departamento de Comercio de EE.UU. determinaba, antes del 19 de septiembre, que México había incurrido en prácticas de dumping y si, posteriormente, la Comisión de Comercio Internacional determinaba que dicho comportamiento causó daño a los productores estadounidenses. Todo esto afectaría considerablemente, tanto a la industria agrícola mexicana como a los supermercados y restaurantes estadounidenses.

Para poner fin a dicha investigación, los productores mexicanos debían ceder a ciertas condiciones como la fijación de un precio mínimo o que el 100% de los tomates mexicanos fuesen inspeccionados en la frontera, algo imposible de cumplir por temas logísticos.

Según un estudio publicado este año por economistas de la Universidad Estatal de Arizona, el cual fue solicitado por una asociación comercial que representaba a importadores de tomates mexicanos, reveló que los precios de la mayoría de las variedades de tomates aumentarían en el caso de que las importaciones mexicanas cayeran a la mitad, dependiendo de muchas variables, como las condiciones meteorológicas en el ciclo de cultivo, ya que la oferta suele ser bastante más restringida en los meses de invierno en América del Norte, cuando muchos productores abandonan el mercado. Este análisis concluyó que un colapso del comercio mexicano asociado a situaciones como una ola de frío en enero o el brote de una enfermedad en Florida, podrían duplicar los precios de muchas variedades.

3. Acuerdo comercial

Tras un prolongado periodo de disputa e intensas negociaciones, ambos países concretaron el acuerdo. Dicho conflicto, originado por las condiciones de comercio del tomate mexicano, generó un largo debate.

Jitomate en racimo

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Finalmente, México y Estados Unidos consiguieron cerrar el acuerdo sobre la exportación de tomate al país vecino, suspendiendo de este modo la investigación que había iniciado el país importador por “comercio desleal”. Del mismo modo, las pérdidas ocasionadas por los aranceles desde el 7 de mayo, serán abonadas a los productores con fines compensatorios.

El subsecretario mexicano de la Secretaría de Relaciones Exteriores para América del Norte, felicitó a los productores mexicanos de tomate, de quienes reconoció su “tesón infinito” a la hora de lograr un acuerdo comercial tan importante en este sector. También, la Secretaría de Economía expresó su “satisfacción” por el acuerdo alcanzado.

Por su parte, el secretario de Agricultura de Estados Unidos, también se mostró complacido con el trato cerrado, admitiendo en un comunicado que “los productores de tomate en todo Estados Unidos, incluidos los de Arizona, California, las Carolinas, Florida y Georgia se beneficiarán igualmente”.

En el caso de haber fracasado las negociaciones, ambas partes hubieran salido perjudicadas con la aplicación de una serie de medidas que las autoridades estadounidenses querían imponer a este producto. Por una parte, nuestros agricultores habrían sufrido cuantiosas pérdidas con la aplicación de los aranceles, pero, además, las inspecciones masivas en la frontera provocarían retrasos en los envíos comerciales, aglomeración de numerosos productos (no solamente el tomate), pérdida de calidad de los frutos, etc.

En el lado estadounidense, también saldrían perjudicados los consumidores y establecimientos de consumo y venta, debido al aumento considerable que habría experimentado el tomate, especialmente en la zona norte. Según una estimación realizada por economistas de la Universidad Estatal de Arizona, los precios podrían haber subido, al menos, un 40 %. Afortunadamente, ambas partes saldrán beneficiados con el pacto.

Autor: Dpto. Agronomía Infoagro

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