Añublo bacteriano común en el cultivo del frijol

1. Introducción
2. Agente causante
3. Condiciones favorables y dispersión
4. Síntomas y daños
5. Métodos de control

1. Introducción

El cultivo del frijol sufre diversas enfermedades a lo largo de su ciclo de desarrollo. La principal enfermedad bacteriana que afecta al frijol es el añublo bacteriano común, también conocido como tizón común, bacteriosis común o quema. Es producida por la bacteria Xanthomonas campestris = axonopodis pv. phaseoli. Esta enfermedad está registrada en el país desde 1991 y aparece con cierta frecuencia en los campos de frijol. Si las condiciones le son favorables puede producir graves daños en el cultivo, ocasionando grandes pérdidas económicas. Esta enfermedad se extiende por todos los países productores de granos, afectando tanto a las hojas como a las vainas del cultivo, sobre todo en periodos lluviosos y con altas temperaturas.

2. Agente causante

El género Xanthomonas comprende un grupo de bacterias fitopatógenas Gram negativas dentro de la clase III Gammaproteobacteria. Sus especies tienen la forma típica de bacilo con un solo flagelo polar y son aerobios obligados. Dentro de este género, la especie X. axonopodis tiene un amplio grupo de hospedantes, entre los que se encuentran especies cultivadas de importancia económica como el frijol, el cual es atacado por el patovar phaseoli. Se sitúa dentro de los cuatro problemas principales que afectan al cultivo, especialmente en las áreas productoras del Altiplano. La bacteria causante de esta enfermedad era conocida como X. campestris pv. phaseoli. Fue en 1995 cuando Vauterin et al. propusieron la reclasificación del género a X. axonopodis.

3. Condiciones favorables y dispersión

El desarrollo de esta enfermedad está muy condicionado por la incidencia de elevada humedad relativa (la óptima está en torno al 90%) y clima cálido, con temperaturas comprendidas entre los 20 º y los 32 º C (las óptimas se sitúan entre 28 º y 32 º C).

La planta es susceptible desde la germinación hasta el llenado de las vainas, aunque los ataques son más visibles después de floración. Penetra en las plantas a través de los estomas y las heridas ocasionadas por agentes climáticos como el granizo, el paso de maquinaria como cultivadora, deshierbes, aplicación de productos químicos, etc.

La bacteria entra en los espacios intercelulares donde se multiplica rápidamente y, si las condiciones son favorables, necesita solamente de 10 a 14 días para pasar de la infección primaria al inicio de la difusión secundaria. Los principales medios de propagación o difusión son a través de:

• Salpicaduras producidas por la lluvia o el riego.
• Instrumentos agrícolas.
• Movimientos de personas y animales. Es recomendable evitar entrar a la zona de cultivo cuando esté mojada y haya agua sobre el tejido vegetal.
• El viento.
• Las semillas infectadas. Supone un modo eficiente y muy importante para la difusión a grandes distancias y por largo tiempo (varios años).
• Restos de cultivo infectados. Representa una fuente de inoculo más importante en climas cálidos, con más de un cultivo anual.

Esta bacteria tiene una gran capacidad de supervivencia, ya que puede hacerlo en malezas, otras plantas (incluso no hospedantes), semilla y restos de cultivo, donde puede permanecer más de 8 meses en la superficie del suelo y de 1 a 3 meses cuando éstos se entierran. También puede sobrevivir en el suelo durante el invierno.

Un aspecto importante para tener en cuenta es que las plantas procedentes de semillas infectadas presentan lesiones en los cotiledones, nudos y hojas primarias. Estas lesiones sirven como focos iniciales de dispersión del patógeno cuando la humedad y la temperatura son propicias para el desarrollo de la enfermedad.

4. Síntomas y daños

De forma inicial, los síntomas se observan en las hojas como pequeñas manchas húmedas en el envés, que luego aumentan de tamaño y su centro se vuelve castaño rojizo y necrótico. Estas lesiones son normalmente rodeadas por un halo de color amarillo brillante. Las manchas pueden unirse produciendo áreas necróticas irregulares, causando la defoliación cuando los ataques son severos. En las vainas y las ramas las lesiones son similares, con pequeñas manchas húmedas que crecen y se unen entre ellas, volviéndose de color oscuro con el borde rojizo.

La infección puede llegar hasta la semilla, la cual se pudre y se arruga. Las plantas procedentes de semilla infectada por la bacteriosis presentan adelgazamiento del tallo y pudrición del sitio donde estuvieron los cotiledones. Esto provoca que las plantas de frijol se debiliten y se acamen.

Esta bacteria tiene una amplia presencia, apareciendo en un 83% de las áreas de producción de semilla y hasta un 79% en los campos de cultivo mexicanos. El añublo bacteriano común reduce la producción y la calidad del grano de frijol, estimándose una merma del rendimiento que oscila entre un 35 y un 55% (SAGARPA, 2017). En las variedades susceptibles esta bacteriosis puede causar la caída prematura de las hojas. Cuando se combina la susceptibilidad y las condiciones favorables para el desarrollo de la enfermedad se alcanza hasta el 100% de incidencia de las plantas.

5. Métodos de control

El control de esta enfermedad resulta bastante complicado, ya que depende mucho de las condiciones ambientales, sobre las cuales se puede ejercer un escaso control. Y, por otra parte, su capacidad de dispersión y resistencia es muy grande. Por esto, es preciso aplicar un manejo integrado, en el que se combinen las labores culturales con los tratamientos fitosanitarios.

Las medidas culturales y preventivas son más importantes que las aplicaciones con productos bactericidas. A este respecto, es fundamental llevar a cabo las siguientes medidas:

• Uso de semilla sana y certificada, libre de la bacteria.
• No realizar las siembras cuando las condiciones son muy favorables a la enfermedad, es decir, en periodos lluviosos y con altas temperaturas.
• Empleo de variedades tolerantes o con cierto grado de resistencia, que además mejoran la eficacia de los tratamientos aplicados.
• Eliminar plantas enfermas y retirarlas de inmediato para evitar la propagación.
• Destrucción de los restos vegetales nada más terminar la cosecha, con labores profundas de preparación del suelo.
• Rotación de cultivos.

En lo que respecta a la aplicación de los tratamientos, suelen utilizarse principalmente fungicidas a base de cobre, en forma de oxicloruro o hidróxido. El uso de antibióticos resulta caro y provoca la aparición de resistencia en el patógeno.

Así pues, el control del añublo bacteriano común (bacteriosis común) resulta bastante complicado, especialmente cuando las condiciones climáticas le son favorables. Es muy importante partir de unas condiciones de sanidad y llevar a cabo unas medidas preventivas y de manejo adecuadas.