1. Introducción
2. El control biológico como medida de protección
3. Principales organismos utilizados en el cultivo
1. Introducción
El uso de estrategias de control biológico en diferentes cultivos y, más especialmente en berenjena, dado lo apetecible que resulta este cultivo para los insectos plaga, supone una buena herramienta de control fitosanitario, así como de protección de los cultivos, ya que ofrece algunos beneficios, tanto al productor como al consumidor. Existen numerosos organismos que pueden emplearse en la lucha biológica, algunos de los cuales resultan ciertamente eficaces contra determinadas plagas. Por tanto, si la aplicación del control biológico va en aumento, puede suponer un cambio de tendencia en las medidas de protección vegetal.
2. El control biológico en berenjena como medida de protección
Actualmente, el control químico suele ser la primera medida de defensa empleada en cuanto se detecta alguna plaga en el cultivo. Sin embargo, los insectos que se quiere eliminar, desarrollan, cada vez con mayor rapidez y facilidad, resistencia a los productos fitosanitarios aplicados. Esta situación termina en un círculo vicioso, ya que implica un mayor uso de los mismos, obteniendo, al contrario de lo que se pretende, un peor control de las plagas.
El aumento de las aplicaciones realizadas a los cultivos responde, principalmente, a estos tres motivos:
A este respecto, el pensamiento tradicional, instaurado en el campo desde siempre, es que no puede existir ninguna presencia de insectos plaga en los cultivos: “En cuanto se observa algún individuo, debe recurrirse a los tratamientos con plaguicidas”. A menudo, no se es consciente de la responsabilidad que supone un mal uso de algunos de estos productos. Principalmente, por estas razones:
Esta es una realidad que algunos productores no ven, no siendo conscientes de los graves perjuicios que pueden provocar al enviar su cosecha “contaminada”. Afortunadamente, la integración del control biológico en las estrategias de lucha frente a plagas va adquiriendo, poco a poco, una mayor aceptación en el sector, siendo empleado, cada vez más, por un mayor número de productores y técnicos agrícolas.
El control biológico se fundamenta en el hecho de que toda plaga, en su lugar de origen, tiene enemigos naturales, por lo que el agricultor debe intervenir para restablecer nuevamente la armonía ecológica propia de los ecosistemas naturales (Tapia et al., 2015). Sin embargo, según las condiciones específicas de cada región, en su situación de equilibrio, la población de las plagas puede superar ampliamente a la de los enemigos naturales, en cuyo caso se hace necesario recurrir a medidas complementarias que garanticen un control efectivo.
A este respecto, algunas acciones que resultan fundamentales a la hora de realizar un control biológico correcto son las siguientes:
Con el empleo de insectos beneficiosos para los cultivos que combaten las plagas se consigue reducir la utilización de los plaguicidas, con las consecuencias correspondientes. Por tanto, es muy recomendable el uso de los enemigos naturales como primera línea de defensa en el marco del control integrado de plagas, ofreciendo una serie de beneficios, como son:
De este modo, si se lleva a cabo una buena estrategia de control integrado de plagas, donde el control biológico sea una parte fundamental, la producción agrícola puede convertirse en una importante herramienta de marketing, ofreciendo así los alimentos que el mercado está solicitando.
3. Principales organismos utilizados en el cultivo de la berenjena
En función de la plaga que ataque el cultivo de berenjena, se utilizarán unos individuos u otros, existiendo en el mercado diversas especies de insectos que ejercen de enemigos naturales. Entre las principales plagas, destacan las siguientes: araña roja (Tetranychus urticae), araña blanca (Polygophagotarsonemus latus), mosquita blanca (Trialeurodes vaporariorum, Bemisia tabaci) y pulgones (Myzus persicae, Aphis gossypii, Macrosiphum euphorbiae, etc.), entre otras.
Los organismos de control biológico utilizados para cada una de estas plagas son:
- Araña roja. Es un ácaro que puede ocasionar graves daños al cultivo, causando una desecación foliar, así como daños en el fruto y en el pedúnculo del mismo. Resulta especialmente activo en los periodos cálidos.
Para combatirlo se emplean los ácaros depredadores:
- Araña blanca. Es un ácaro polífago, cuyos daños al cultivo los originan las larvas y adultos mediante su alimentación, extrayendo la savia de la planta. Algunos son: enanismo general, abortos florales, daños en frutos y deformaciones en hojas, entre otros.
Se utiliza, de forma general, el ácaro depredador Amblyseius swirskii, cuyo control puede ser bastante eficaz si las condiciones ambientales le son favorables y si su población es suficiente en relación con la plaga. Suele encontrarse en las partes altas de la planta de berenjena, donde se encuentra más activo.
Las especies parasitoides Encarsia formosa, Eretmocerus eremicus y Eretmocerus mundus, normalmente empleados en el control de la mosquita blanca, también pueden actuar sobre las poblaciones de araña blanca.
- Mosca blanca. Representa una de las plagas más importantes a nivel mundial, ya que causa graves daños en los cultivos, tanto directos (succión de la savia, segregación de melaza, debilitamiento de la planta, clorosis, etc.) como indirectos (merma de la capacidad fotosintética de la planta, reducción de la cosecha y su calidad, transmisión de virosis, etc.).
La lucha biológica contra estos hemípteros se basa fundamentalmente en la suelta de los siguientes individuos:
- Pulgón. Existen numerosas especies diferentes de estos áfidos, los cuales producen numerosos daños en el cultivo. Los daños directos se deben a la extracción de los nutrientes de la planta, que alteran el balance de sus hormonas de crecimiento, reducen el proceso fotosintético, debilitan la planta, mermando su producción, provocando incluso la muerte de la misma. También hay que tener en cuenta la negrilla generada por las excreciones de los pulgones, que deprecia el valor comercial del fruto, entre otros problemas. El principal daño indirecto, muy importante, es la transmisión de virosis. Hay que prestar especial atención a la presencia de hormigas, ya que existe una relación directa entre éstas y los pulgones.
Su control se ejerce mediante estos insectos beneficiosos:
Hemos visto cómo existe una gama suficiente de enemigos naturales para combatir de manera natural las plagas presentes en el cultivo de berenjena. De este modo, estas técnicas de control pueden resultar, con el tiempo, una herramienta muy útil. Para ello, es necesario que se siga trabajando y mejorando su aplicación, ya que, de momento, aún no son aceptadas de manera general, debido en gran parte al desconocimiento de su correcto manejo, confundiéndose en ocasiones su supuesta “baja efectividad” con una mala gestión realizada.
Foto icono: D. Richers
Autor: Dpto. de Agronomía Infoagro.
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