Ejemplos prácticos en fertirrigación. Introducción

8. Ejemplos prácticos
8.1. Fertirrigación de Sandía
8.2. Fertirrigación de Tomate

8. EJEMPLOS PRÁCTICOS

Para ajustar o modificar correctamente la solución nutritiva que se va a aplicar a un cultivo, es necesario conocer las diferentes fases del mismo, ya que cada una presenta unas necesidades concretas. En lo que respecta a las hortalizas, se pueden diferenciar dos grandes grupos:

1) Cultivos que presentan sus fases claramente diferenciadas, como ocurre en melón o sandía. En estos casos, la distinción podría ser la siguiente:

• Fase I. Desarrollo vegetativo (balance vegetativo).
• Fase II. Floración-cuaje (generativo).
• Fase III. Engorde del fruto (medio).
• Fase IV. Maduración-cosecha (generativo).

Aquí es importante reseñar que el cambio de una fase a otra no responde a una fecha concreta, ya que la duración de cada una de las etapas depende de varios factores como climatología, variedad o manejo, entre otros. Por tanto, dicho cambio debe responder a apreciaciones visibles. Así, por ejemplo, para identificar visualmente las etapas anteriormente mencionadas se podrían tomar como referencia estas apreciaciones:

Fase I. Desde el trasplante hasta cubrimiento total de la superficie y aparición de las primeras flores femeninas (figura 11).

Fig. 11. Cultivo de sandía en invernadero en fase I.

Fase II. Desde la presencia mayoritaria de flores femeninas hasta la presencia de frutos con un tamaño similar o un poco mayor al de un puño (figura 12).

Fig. 12. Cultivo de sandía en invernadero en fase II.

Fase III. Desde la fase anterior hasta alcanzar, aproximadamente, el 75-80 % del tamaño final de los frutos (figura 13).

Fig. 13. Cultivo de sandía en invernadero en fase III.

Fase IV. Desde la fase anterior hasta la finalización del cultivo (figura 14).

Fig. 14. Cultivo de sandía en invernadero en fase IV.

Cada una de estas fases necesita una solución nutritiva distinta, así como una aportación de riego también diferente.

2) Cultivos que tienen sus distintas fases solapadas, es decir, coexistiendo un cierto desarrollo vegetativo con cuajado, engorde y maduración de los frutos. Algunos ejemplos pueden ser tomate, pimiento, pepino, berenjena y más.

De forma general, en este tipo de cultivos se pueden diferenciar unas 3 fases que responden a formulaciones diferentes. Si consideramos el caso de un tomate cultivado en invernadero, las etapas serían las siguientes:

• Fase I. Desarrollo vegetativo (balance vegetativo).
• Fase II. Desarrollo equilibrado (medio).
• Fase III. Maduración de los últimos ramos (generativo).

Fase I. Desde el trasplante hasta la presencia de 3-4 ramilletes de tomate, donde se aprecia el inicio de la maduración del primero de ellos (figura 15).

Fig. 15. Cultivo de tomate de invernadero en fase I.

Fase II. Desde la etapa anterior hasta que quedan en la planta los últimos ramos (de 2 a 4 aproximadamente). En la figura 16 se aprecian distintos estados de desarrollo, como maduración y engorde.

Fig. 16. Cultivo de tomate de invernadero en fase II.

Fase III. Corresponde con el periodo final del cultivo donde se intenta conseguir una maduración, más o menos acelerada, de los frutos que quedan (figura 17).

Fig. 17. Cultivo de tomate de invernadero en fase III.

En estos cultivos, a pesar de existir diferencias entre las distintas disoluciones aportadas, se produce un equilibrio más generalizado a lo largo del ciclo de cultivo que en el caso anterior.

A continuación, vamos a exponer unos ejemplos de cómo podría enfocarse el fertirriego en los dos casos diferenciados, aunque es preciso aclarar que se trata de valores orientativos, ya que el ajuste hídrico-nutricional debe atender a las necesidades específicas del cultivo, así como a las condiciones concretas de su entorno.

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