Enfermedades en hidroponía: Control eficiente

La mayoría de los cultivos sobre sustratos posee un efecto tampón menor y su manejo precisa un mayor grado de tecnificación y de control que el cultivo tradicional en el suelo.

Estas dos características condicionan que los errores cometidos en la formulación o en el aporte de las soluciones nutritivas, en la utilización de pesticidas, o en el manejo del riego, puedan originar enfermedades no parasitarias, a menudo de carácter grave.

Los sistemas hidropónicos son considerados sensibles desde un punto de vista biológico debido a la baja biodiversidad microbiana en la disolución de nutrientes (Paulitz 1997).

Dentro de las buenas prácticas del cultivo sin suelo, surgen ciertos problemas, a esto se suman los debidos a enfermedades específicas, que aunque no exclusivas, presentan características propias, que es necesario conocer para realizar un control de las mismas (S.F. Jenkins et al., 1983).

Figura 1. Manchas de aspecto apergaminado en hojas de melón. Fuente: Infoagro

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Las enfermedades causadas por virus transmitidos por las semillas, contacto o insectos vectores no parecen diferir ni en número ni en daños a las que se conocen en los cultivos en suelo.

Para saber más, vea Curso de Patología Vegetal

Igualmente, las enfermedades aéreas producidas por hongos y bacterias tampoco parecen diferir de las observadas en los cultivos tradicionales, aunque se puede especular que el mejor control del agua aportada a las plantas permite, en cierta medida, limitar especialmente el desarrollo de los patógenos que se desarrollan con una alta humedad relativa.

Rhizoctonia solani respecto al cultivo del melón, suele actuar de forma que produce caída de plántulas y destrucción de plantas adultas con ocho hojas verdaderas ya en formación, presentando síntomas de necrosis del cuello (Kumar-Solanki et al., 2012).

Formas de control y manejo:

-Proceder a la desinfección de las plántulas provenientes del vivero.

-Proteger el suelo de los invernaderos con algún material aislante, desinfectarlo, solarizarlo, de forma que se eviten salpicaduras del mismo al sustrato de los contenedores.

-Si el suelo estuviera contaminado, proceder a desinfectarlo.

-Uso de fungicidas: Metil Tolclofos y Pencicuron. Si se aplica en el cuello de las plantas, obtendremos resultados significativamente satisfactorios.

Los productos químicos deberán tener algún tipo de garantía de su eficacia testada en campo o en laboratorio para poder hacer empleo de ellos en control químico.

Dos virus, el de las manchas necróticas del melón y el de la necrosis del tabaco y alrededor de veinte especies fúngicas pertenecientes a siete géneros diferentes (Fusarium, Phytophtora, Pythium, Thielaviopsis, Rhizoctonia, Olpidium y Colletotrichum), se han detectado como causantes de daños en los cultivos hortícolas sin suelo (Gómez, 1993; Gómez, 1999).

Algunas de ellas pueden provocar daños mayores, es decir, síntomas generalizados de marchitez y, a veces, de la muerte de las plantas, y otras causan daños menores que se manifiestan solamente por necrosis de las raíces y que pueden ser la causa de una reducción del crecimiento y del rendimiento, sin que se manifiesten síntomas sobre la parte aérea de la planta.

Los microorganismos que así se comportan son llamados patógenos menores o crípticos y subclínicas a las enfermedades que causan.

Fusarium oxysporum f. sp. radicis-lycopersici se trata de un hongo saprófito el cual se encuentra en la rizosfera de múltiples especies de plantas (Szczechura et al., 2013).

Este patógeno posee una dilatada gama de especies hospederas, aunque los aislados especializados son menos comunes. Los aislados de la misma especie huésped se asignan a una forma concreta.

Por ejemplo, para cultivo de tomate (Solanum lycopersicum L.) en cultivo hidropónico, una patología grave sería la podredumbre de las raíces del tomate que es ocasionada por Fusarium oxysporum f. sp. Radicis lycopersici.

Cada vez más son los casos conocidos en Europa de esta enfermedad en cultivo hidropónico.

El virus de las manchas necróticas del melón (MNSV), también conocido como “virus del cribado del melón”, del que parecen existir en nuestra zona varias cepas, causa una enfermedad grave en los cultivos de melón sobre los sustratos en Almería. MNSV, transmitido por la semilla y por el hongo Olpidium radicale, puede mostrarse como factor limitante en algunas zonas del cultivo.

Su asociación con “la muerte súbita del melón” fue puesta de manifiesto hace ya varios años (Cuadrado et al., 1993).
Existe un registro de más de 180 especies que pertenecen al género Pythium.

Muchas de estas especies son fitopatógenas y causan daños a importantes cultivos en todo el mundo (Jiang et al., 2012).

Un ejemplo contrario a esta generalización es la patología ocasionada por Phytium aphanidermatum en cultivo de pepino (Cucumis sativus L.), ocasionándoles la muerte por una podredumbre del cuello y necrosis del sistema de raíces.

A pesar de esto, en cultivos sin suelo, ciertas especies de Pythium son causantes de patologías en algunas especies de plantas durante todo su ciclo vegetativo.

Figura 2. Síntomas de Rhizoctonia solani. Fuente: Infoagro

El virus de la necrosis del tabaco (TNV), detectado sobre plantas de pepino holandés en la recién acabada campaña de otoño de 1999, causó, en un alto porcentaje de las plantas cultivadas en un invernadero con calefacción, síntomas de manchas necróticas sobre las hojas similares a los que provoca el MNSV, sin que se produjera aparentemente una reducción apreciable de la producción (Sáez et al., 2016).

Dicho virus, cuyo vector Olpidium brassicae se encuentra ampliamente distribuido por los invernaderos de la zona, podría quizás tener importancia en un futuro próximo.

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