1. Introducción
2. Concepto de fertirrigación
2.1. Riego
2.2. Fertilización
2.3. Importancia de los nutrientes en los cultivos
3. Requisitos básicos para fertirrigar
3.1. Ventajas
3.2. Inconvenientes
2.2. FERTILIZACIÓN
Es preciso diferenciar dos conceptos que suelen ser confundidos por agricultores, e incluso por técnicos, pensando que es lo mismo y no lo es. Se trata de “fertilización” vs “nutrición”. El primero consiste en aportar al suelo los fertilizantes que se han seleccionado y preparado previamente para el cultivo, mientras que el segundo es el proceso para obtener, por parte de las plantas, los nutrientes que hay en los fertilizantes una vez que han sido aplicados, para poder desarrollarse y rendir adecuadamente, una vez que han sido absorbidos.
Son dos conceptos muy relacionados pero distintos, de manera que la fertilización es una práctica para aportar fertilizantes a los cultivos con el fin de conseguir su correcta nutrición (figura 2). Suele ocurrir con frecuencia, en todo tipo de cultivos y situaciones, que las plantas pueden estar excesivamente fertilizadas al recibir una cantidad más que suficiente de fertilizante y, sin embargo, no estar bien nutridas, al no tomar los elementos que necesitan para poder realizar sus funciones fisiológicas y crecer correctamente.
De este modo, igual que ocurre con el riego, la fertilización debe cubrir las necesidades nutricionales de las plantas, las cuales dependerán también de varios parámetros como las condiciones climáticas, la especie y variedad vegetal, la fase fenológica del cultivo, las características del agua de riego y del suelo, las estrategias de manejo, etc.
Por tanto, para realizar una correcta fertilización y conseguir una buena nutrición para el cultivo, es necesario conocer bien el entorno donde se desarrolla. Así se podrá determinar, de manera ciertamente fiable, la cantidad y el momento de aportar los fertilizantes en función de los factores que influyen sobre él.
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Actualmente, la fertirrigación es el método más racional disponible para realizar una fertilización con las mejores garantías de conseguir una óptima nutrición vegetal. Asimismo, si se ejerce un control moderadamente adecuado, los impactos contaminantes de los fertilizantes sobre el medioambiente se pueden reducir.
2.3. IMPORTANCIA DE LOS NUTRIENTES EN LOS CULTIVOS
De forma general, el contenido de agua que posee el tejido fresco vegetal se estima en torno a un 90 %, dependiendo de factores como la especie, la turgencia o el momento de la toma de muestras foliares. Además del escaso peso seco restante, hay que tener presente que la mayor parte del contenido del material vegetal se reparte entre los elementos: C, H y O. Esto da una idea de la mínima proporción que representa el conjunto de elementos nutritivos aportados a los cultivos.
Las plantas toman el C del CO2 que absorben, mientras que el H y el O lo adquieren a través del agua. Los demás elementos esenciales que necesitan para su crecimiento y desarrollo los consiguen de su entorno por medio de las raíces. Estos elementos se dividen en dos grupos claramente diferenciados:
La única diferencia entre ambos grupos es la cantidad en que estos elementos son requeridos por las plantas, ya que todos ellos son esenciales para la correcta realización de sus funciones fisiológicas.
A este respecto, existen tres criterios, denominados “de esencialidad” a la hora de considerar a un elemento como tal. Son los siguientes:
De este modo, se puede apreciar el carácter único y específico que tienen estos elementos en la nutrición vegetal, lo que les otorga una gran importancia en el desarrollo de su ciclo de vida. Por este motivo, su incorporación a los cultivos debería ser minuciosamente calculada en función de sus requerimientos para evitar así posibles carencias o desequilibrios.
En estos casos, la deficiencia de cada elemento (macros y micros) suele ser visible en las plantas de manera específica mediante unas características visibles claramente identificadas y en una zona concreta de las mismas. Por ejemplo, la deficiencia de fósforo, la cual suele verse favorecida por la incidencia de bajas temperaturas, se manifiesta por una tonalidad morada en las partes aéreas de la planta (figura 3), generalmente en la parte media.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta una ley que tiene bastante trascendencia en el rendimiento de los cultivos en función de la disponibilidad de nutrientes. Es la “Ley del mínimo de Leibig” o “Ley del factor limitante”. Esta ley, enunciada por Justus Leibig hace varios siglos, viene a decir básicamente que el rendimiento y el comportamiento de un cultivo depende del factor que resulte más limitante para su desarrollo. En el caso de los fertilizantes, si se aporta mucha cantidad de varios de ellos, pero queda alguno en estado deficitario, dicho elemento será el responsable de la limitación del crecimiento del cultivo.
Por lo tanto, el aporte de nutrientes a los cultivos debe ser suficiente, variado y, sobre todo, balanceado, para cubrir sus necesidades, desarrollar sus funciones, evitar problemas derivados de una mala gestión y, en definitiva, producir de manera satisfactoria.
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