Debido a la frecuente incidencia por virosis principalmente transmitidas por contacto, suelo y/o semillas, se hace necesario llevar a cabo un buen plan de prevención para evitar la entrada de la enfermedad, así como un correcto manejo y control de ésta una vez que ha hecho aparición. En general, el bajo precio de la producción y la subida de sus costes son los problemas que más preocupan a los agricultores. Sin embargo, la tercera causa de preocupación suele girar en torno a las enfermedades y plagas de los cultivos, entre las cuales las enfermedades víricas resaltan con gran importancia por su fácil transmisión y rapidez en la diseminación.
El éxito en la horticultura protegida depende en gran medida en la forma en la que el productor optimiza los recursos bióticos y abióticos de que dispone. Dentro de los recursos bióticos se encuentran las semillas, plántulas, organismos para control biológico, polinizadores, etc. Entre los abióticos se encuentran entre otros las propias instalaciones, el tipo de suelo/sustrato o tipo de fertilización. Cualquier alteración o deficiencia en cualquiera de los dos tipos puede causar daños al cultivo. En estudios llevados a cabo en la región mediterránea los expertos han determinado que los problemas de origen abiótico suelen ocurrir de forma ocasional, siendo problemas derivados del riego, de la fertilización, condiciones climáticas, etc. Sin embargo, los problemas más frecuentes son de origen biótico y vienen derivados de la aparición y diseminación de plagas y enfermedades, suponiendo hasta el 80% de los problemas surgidos a lo largo del cultivo (Figura 1).
Dentro de los problemas de carácter biótico nos vamos a centrar en los virus de transmisión mecánica, ya que encuestas realizadas a agricultores en la región mediterránea española han evidenciado que al menos el 50% de los problemas de carácter biótico son producidos por virus. Entre éstos, y en la misma región, caben destacar: Pepino mosaic virus (PepMV), Cucumber green mottle mosaic virus (CGMMV), Tomato mosaic virus (ToMV), Tobacco mosaic virus (TMV) y Pepper mild mottle virus (PMMoV). Todos ellos se transmiten por semilla, contacto y/o de forma mecánica.
Ante la presencia de una patología que se transmite por contacto, generalmente los asesores técnicos de las empresas comercializadoras (o de los almacenes de insumos), así como los asesores independientes dan la voz de alerta al agricultor de la presencia de la misma. Esta alerta también puede ser dada por empresas de semillas, otros agricultores o laboratorios, siendo éstos los encargados de realizar el diagnóstico de la enfermedad.
Para saber más, Curso de Patología vegetal en invernaderos.
PROFILAXIS Y CONTROL DE ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR CONTACTO
La profilaxis y control correcta de enfermedades transmitidas por contacto, como es el caso de muchos virus que aparecen con frecuencia en los cultivos hortícolas bajo invernadero, depende en gran medida y principalmente de un adecuado manejo del cultivo por parte del personal, adecuado uso y desinfección de herramientas, así como de un exhaustivo control del movimiento del personal dentro de las instalaciones.
Se exponen a continuación las medidas más comunes a tomar para el control de enfermedades víricas transmitidas por contacto:
USO DE GUANTES Y DESINFECCIÓN DE MANOS, ÚTILES DE TRABAJO Y ROPA
Al ser enfermedades de fácil transmisión por contacto es primordial el uso de guantes y desinfección de manos en las tareas como la poda, entutorado, destallado o recolección. Todo el personal agrícola que vaya a estar en contacto con el cultivo debe usar guantes, cambiárselos y lavarse las manos con productos desinfectantes correctamente establecidos por la normativa de higiene de forma periódica.
Ver material contra plagas y enfermedades en invernadero.
Además, todas las herramientas y ropa de uso del personal deben ser desinfectadas adecuadamente. Los útiles de trabajo serán desinfectados antes y después de su uso, así como entre plantas. Es imprescindible disponer de recipientes con desinfectante que se podrán colocar de forma estratégica por ejemplo a la entrada/antesala del invernadero, al principio de las líneas de cultivo, en el cinturón del operario y/o en el carro de trabajo. Se debe informar a todos los operarios del tiempo que deben permanecer sumergidas las herramientas para su correcta desinfección antes de su uso, así como del correcto mantenimiento de los recipientes de desinfección.
Finalmente, no hay que olvidar que el invernadero debe disponer de una vado o alfombra de desinfección a la entrada, y que las instalaciones del invernadero, suelo, sustrato, sistemas de riego, etc. deben ser desinfectados según los protocolos correctos de forma periódica.
CONTROL DEL MOVIMIENTO DE PERSONAL
El completo control de una determinada enfermedad transmitida por contacto puede depender en gran medida del movimiento de personal. Lo más apropiado es que los operarios se limiten a trabajar en determinadas zonas, evitando el movimiento a otras zonas o invernaderos. Por otro lado, siempre la última zona a trabajar será la más afectada por la enfermedad, evitando así la transmisión de la enfermedad a zonas libres de ella.
Además, se debe prohibir la entrada de personal ajeno a las instalaciones, sobre todo cuando éstas estén o hayan estado afectadas por una infección vírica.
SANIDAD DE LAS SEMILLAS
En el control y prevención de las infecciones de virus transmitidas por semilla, contacto y/o mecánicamente, la sanidad de las semillas es un factor crítico. De hecho, se piensa que en la actualidad es uno de los factores más probables en la aparición de nuevos focos de enfermedades transmitidas por virus. Por este motivo, es imprescindible adquirir los lotes de semillas de proveedores certificados que hayan pasado por controles sanitarios oficiales que nos provean de seguridad a la hora de llevar a cabo nuestro cultivo.
DESINFECCIÓN DEL SUELO
La desinfección del suelo suele ser una práctica cultural muy habitual y generalizada globalmente. Dado que muchos virus de transmisión mecánica pueden permanecer muchos años en el suelo y sustrato de cultivos previamente infectados, esta práctica se suele realizar de forma habitual y periódica como medida de prevención y control frente a las enfermedades de transmisión mecánica. Entre los métodos más comunes y usados para la desinfección del suelo se encuentra la denominada solarización. La solarización es una técnica para la desinfección del suelo que aprovecha de forma muy eficiente la energía de la radiación solar (Figura 2). Esta técnica se realiza en la época de mayor temperatura y radiación solar, y se basa en acolchar el suelo húmedo a lo largo de 4 a 6 semanas con plástico transparente y fino (generalmente polietileno). El plástico hace que la temperatura del suelo aumente considerablemente produciendo cambios físico-químicos y en la microflora del mismo. Esta técnica se puede mejorar si se combina con el uso de productos químicos como el metam-sodio (solarización mixta) u orgánicos (biosolarización) (Pérez et al., 2015). En la biosolarización se puede usar estiércol de vacuno, caprino, ovino o de aves (gallinaza) siempre en fresco para que generen más amoniaco. También se usan restos de cultivos de distintas especies de crucíferas que al descomponerse liberan isotiocianatos.
Para más información ver Desinfección de suelos agrícolas.
Hay más artículos técnicos de estos sectores: Hortalizas, Abonos, Fitosanitarios, Riego, Calidad, Seguridad, Higiene
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