La Agencia de Seguridad Sanitaria de los Alimentos (AFSSA) manifestó sus reservas sobre la autorización del maíz transgénico BT 11, que será sometido a la aprobación de la Unión Europea el próximo lunes, y podría poner fin a la moratoria de los Quince a los organismos genéticamente modificados (OGM).
''Para eliminar la posibilidad de efectos inesperados, convendría evaluar el impacto de un consumo regular de maíz blando'' BT 11 con un estudio de toxicidad con ratones y un estudio de tolerancia en animales de granja, como el pollo, señaló la AFSSA en un dictamen que le había encargado el Gobierno francés el pasado día 18.
Por el momento se han llevado a cabo pruebas con animales, pero sólo para la variedad de maíz de grano, y no para el blando que será el efectivamente consumido por las personas, y es un cruce tolerante a un herbicida y a los insectos.
Los expertos de la agencia, que se pronunciaban por tercera vez sobre este asunto -ya lo hicieron en de julio de 2000 y en marzo de 2001 contra de la autorización- argumentaron que ''las diferencias genéticas entre las dos variedades, el maíz de grano y el maíz blando, se traducen en diferencias notables, en particular en el metabolismo de los azúcares''.
Propusieron que se haga un seguimiento de los efectos, por ejemplo con ratones alimentados con maíz blando durante 90 días y con animales de granja como pollos durante 42 días.
El BT 11, presentado por la compañía suiza Sygenta, se convertiría en el caso de ser autorizado en el primer producto puramente transgénico destinado a la alimentación humana en la Unión Europea, ya que por el momento sólo se ha permitido comercializar productos derivados de OGM, como aceites o harinas, y eso antes de la moratoria de 1999.
Ese maíz se vende en botes o en palomitas en Estados Unidos, que hace presión sobre la UE para que permita la introducción de transgénicos y ha iniciado una demanda sobre la moratoria europea ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).