ESPAÑA 02/01/2004
La aprobación de la necesaria Ley de la Viña y el Vino, la exclusión del vino del anteproyecto de la denominada ley del botellón, la mejora de las exportaciones, hasta septiembre, y una reorientación de la Interprofesional del Vino (IVIM) fueron algunos de los hechos más destacados del año 2003.
Tras siete años de intensos debates sobre cómo se debía afrontar el nuevo marco jurídico del sector vitivinícola, que contaba como referente con el obsoleto Estatuto de los años 70, a mediados de año el Congreso de los Diputados dio luz verde a esta normativa que abre otra etapa para un sector que necesita mejorar su competitividad.
A pesar de la necesidad de esta ley, que abre nuevas posibilidades de mercado, el sector aseguró que la verdadera efectividad de esta norma se verá en su desarrollo normativa, que aún no se ha llevado a cabo por el Ministerio de Agricultura.
Otro de los fantasmas que planeó sobre el sector en 2003 fue su inclusión en el anteproyecto de ley del botellón, rechazado por unanimidad por los efectos que podría tener de cara a la promoción y publicidad de este producto.
Finalmente se logró un compromiso del Gobierno de excluirlo por contar con su propia normativa de regulación, lo que ha provocado las protestas de cerveceros y sidreros.
La Interprofesional del Vino de Mesa (IVIM), que se ha caracterizado desde su creación por su escasa actividad, inició el año con unas conclusiones claras: ampliar su ámbito al conjunto de los vinos -con las denominaciones de origen- e iniciar los trámites de la extensión de norma (financiación obligatoria de todo el sector para promoción).
Tras todo un año madurando estas ideas, a finales del año se decidió echar toda la carne en el asador y empezaron a trabajar en ambos borradores, no obstante, se trata de dos objetivos ambiciosos por cuanto se están creando interprofesiones regionales y la nacional tiene ante sí el difícil reto de ver su posibilidad de encaje.
El mercado de exportación, los últimos datos disponibles son hasta septiembre, se mostró muy activo y con importantes cifras de ventas, en comparación con la estabilidad que se vivió en 2002, aunque el incremento de las mismas -un seis por ciento en valor y 27 por ciento en volumen- se debe evaluar con cautela.
Una gran parte del incremento de estas ventas, al menos en volumen, se deben a los vinos de mesa a granel, principalmente con destino a Francia e Italia, que tanto en 2002 como en 2003 tuvieron cosechas bastante cortas, por lo que parte de este crecimiento es coyuntural.
Por ello, las apuestas por promociones genéricas, a favor de un consumo moderado de vino, no se han echado en saco roto y continúan los esfuerzos por desarrollar campañas, aunque ya en 2003 se inició una iniciativa de este tipo con presupuesto comunitario, de Agricultura y del propio sector, liderada por la Confederación Española del Vino.
En el plano internacional cabe destacar que la pretendida reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, al final no se abordó, aunque es posible que se retome a lo largo del próximo año, tras las elecciones al Parlamento Europeo, y posiblemente sin el comisario Franz Fischler al frente de Agricultura.
A pesar de las reticencias iniciales de los productores españoles, éstos reconocieron que esta regulación precisa de un cambio de orientación para facilitar la competitividad de cara a nuevos y potentes países productores como los denominados del ''Nuevo Mundo'' (Australia, Chile, Estados Unidos, entre otros).
