Necesitamos un buen gobierno y una buena oposición

Con frecuencia se escucha que la clase política de un país es reflejo de sus ciudadanos. Claro que también se dice que tenemos la televisión que nos merecemos, y tampoco es necesariamente cierto: uno no puede sentir menos que bochorno de muchas de las actuaciones de los primeros y mucho de lo emitido por la pantalla. Yo, como ciudadano, y también como agricultor, he ido a votar siempre que han convocado elecciones. ¿Qué significa un voto? Confiar en estas o aquellas personas para que gobiernen con sentido común y de la mejor forma posible. Cada papeleta es un contrato entre dos partes, los ciudadanos y sus representantes, sean aquellos que se aúpan al poder y los que pasan a conformar a oposición. Un contrato con derechos pero, sobre todo, con muchas obligaciones por cumplir.

En los últimos 14 años el presidente del gobierno de España ha sido un paisano de nuestra tierra, pero ningún tratamiento de favor ni siquiera sensibilidad especial hemos notado por ello, al contrario, da la impresión de que ese paisanaje ha ejercido como mordaza para las legítimas reivindicaciones de Castilla y León. Es curioso que, transcurridos tantos años desde la constitución del Estado autonómico, todavía haya tantas confusiones y, sobre todo, ignorancia, en los medios de comunicación nacionales sobre nuestra región. Se conoce bien al locuaz presidente de Cantabria, e incluso el casi recién llegado presidente gallego es habitual de las páginas nacionales. Es como si para nuestra Castilla y León todo estuviera escrito de antemano: ya se sabe que somos buena gente y de buen conformar, así que mejor atienden las necesidades de otras regiones más belicosas.

Entendidas así las cosas, lo que no acabo de comprender es que, en breve, si es que ya no lo han hecho, los políticos de esta tierra aprieten el acelerador para consumir sus contadas energías en otra agotadora y vacía de contenidos y utilidad campaña electoral. Porque precisamente en esta región, los resultados están cantados: el PP a ganar y el PSOE a la oposición. Pero sin mérito alguno para el que gana ni para el que pierde. Como esto es un artículo de opinión, voy a dar a la mía: señores políticos, ya que en nuestra región se juegan poco, ignoren cuanto sea posible las elecciones de 2011, no concentren en ellas sus esfuerzos, palabras, tiempo ni recursos. Sepan que estamos en crisis (algo habrán oído) y aunque en Castilla y León tal vez no se nota tanto, porque cuando en otras tierras se percibía la bonanza aquí seguíamos más o menos igual, como no se tomen en serio que les hemos elegido para gobernar, la región se seguirá disolviendo como un azucarillo en el mapa nacional, sólo siendo citada cuando se hable de instalar cementerios nucleares, como ya está ocurriendo.

Señor Herrera, deje de echar la culpa de todos los males al Gobierno nacional; señor López, deje de echar la culpa de todos los males al gobierno regional. Asuman la responsabilidad que les otorgaron miles de votos de vecinos de estas nueve provincias. Que el Gobierno regional apueste por políticas arriesgadas, eficientes y comprometidas con el progreso de esta tierra. Que busque todas las fuentes de riqueza posibles, tanto naturales como artificiales, y piensen a largo plazo, no en sortear elecciones. Que piense en sectores tan importantes como la agricultura y ganadería, el sector servicios, financiero, industrial; que piensen en educación, en sanidad, en infraestructuras. Que trabaje para procurar un horizonte despejado que nos permitan crecer sin ataduras ni incertidumbres. La Oposición, por su parte, que sea exigente, agresiva si es preciso, con iniciativas propias y ambición de ser gobierno.

Si con la que está cayendo no hacen caso y deciden el señor Herrera y López que les renta más perder el tiempo haciendo promesas, dándose codazos, diciendo ocurrencias a los periodistas y gastando el poco dinero que tenemos en Castilla y León, habrá que empezar a pensar, simple y llanamente, que son unos irresponsables. Y eso, en tiempos de crisis, y más en una región como la nuestra, es una temeridad que no nos podemos permitir.

Donaciano Dujo , Presidente de ASAJA de Castilla y León