Tratamientos y la lucha biológica contra la nueva plaga costarán 2 millones al año
AVA-ASAJA exige identificar el puerto por el que entró la partida sudafricana infectada y a qué almacén llegó para depurar responsabilidades y corregir errores
AVA-ASAJA estima que el coste de los tratamientos y de los sistemas de lucha biológica que serán necesarios aplicar para poder erradicar la nueva plaga detectada en la zona de Les Valls ascenderá a unos 2 millones de euros en cada campaña. La organización agraria valora en este sentido la buena predisposición mostrada por la Conselleria de Agricultura pero exige que el plan de choque diseñado abarque las 2.000 hectáreas en las que se ha acotado la plaga y no se circunscriba a las 500 donde se ha detectado que la presencia es más virulenta.
La actuación, por otra parte, no se puede demorar más puesto que el nuevo insecto ataca en el momento de la floración que ahora comienza a producirse. “Los citricultores no deben ni pueden asumir ni un euro más en insecticidas. La plaga ha entrado porque la Administración no cumplió con su obligación de vigilar las importaciones por lo que ahora deben de ser tanto el gobierno autonómico como el central los que asuman las consecuencias, investiguen los errores cometidos para corregirlos y depuren responsabilidades”, reclama el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.
Dada la zona geográfica afectada, con ataques en municipios citrícolas como Quartell, Benifairó, Benavites, Faura, Sagunto o Almenara, es evidente que las investigaciones debieran apuntar hacia el Puerto de Sagunto, donde los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente debieron fiscalizar la seguridad fitosanitaria de la partida antes de autorizar su entrada. Una vez localizado el cargamento, que dado el tipo de ‘cotonet’ descrito sólo podría proceder de Sudáfrica, debería identificarse el almacén o almacenes de la zona que adquirieron los frutos. En virtud del Plan de Vigilancia Fitosanitario, tal importación tendría que haber sido revisada por los técnicos de la Conselleria de Agricultura. Tales datos serían claves para detectar los posibles fallos cometidos por sendas administraciones, así como para fundamentar una reclamación ante la Dirección General de Sanidad y Consumo de la Comisión Europea con el objeto de que se tomen las medidas adecuadas. “Sudáfrica lleva años batiendo récords de rechazos citrícolas con enfermedades de cuarentena y dada la permisividad del sistema sólo era cuestión de tiempo que nos trajera una plaga”, advierte Aguado.
La prueba fehaciente de que otra forma de actuar en materia de importaciones es posible, la constituye el hecho de que en EEUU, justo en las mismas fechas en las que se tuvieron las primeras noticias del nuevo ‘cotonet’, se detectó una partida también procedente de Sudáfrica afectada por este mismo insecto. El cargamento fue destruido antes de entrar en el circuito y APHIS-USDA (el servicio fitosanitario americano) apercibió a las autoridades sudafricanas al respecto. EEUU, de hecho y consciente de la gran cantidad de problemas registrados con los cítricos sudafricanos, llegó a vetar temporalmente en 2005 las importaciones y mantiene un protocolo con este país infinitamente más estricto que el europeo.
En este sentido AVA-ASAJA reclama también a la Conselleria de Agricultura que apruebe un protocolo de actuación para impedir los movimientos de material vegetal que pudieran contribuir a extender la plaga. Considerando el alto valor comercial de la producción de la zona, la Administración debería articular indemnizaciones para los productores en caso de resultar damnificados por tales restricciones.
La organización agraria recuerda que existen al menos 27 plagas y enfermedades de cuarentena no presentes en la geografía española cuyo acceso podría llegar a cuestionar la supervivencia de la citricultura.