Incremento de la inseguridad en las explotaciones agrícolas

ASAJA-Almería muestra su preocupación por el incremento de la inseguridad en las explotaciones agrícolas de la provincia, que está afectando especialmente ahora al Levante, en municipios como Cuevas del Almanzora y la comarca de Níjar que se ven afectados por las fechorías de aquellos que hacen su particular negocio a costa de las explotaciones familiares ubicadas en esta importante zona agrícola.

La situación no es nueva, cuando los cacos fijan su objetivo arrasan con todo lo que encuentran a su paso, desde materiales con los que nutrirán posteriormente a las chatarrerías, a maquinaria o producto. De este modo, no es de extrañar que muchos agricultores hayan decidido no abandonar su explotación ni siquiera por la noche ante el temor de perder la cosecha entera, puesto que nos encontramos finalizando campaña y estos días son dedicados a la recogida de producto y traslado a los puntos de comercialización. También nos encontramos con agricultores que han decidido contratar seguridad privada para su explotación pero que se ven desbordados, según nos comenta Pascual Soler, vicepresidente de ASAJA, “este año hemos decidido poner vigilantes para la sandía, y para el almacén de maquinaria pero nos hemos encontrado incluso agujeros en los techos y paredes para poder entrar en la explotación”.

Agricultores de la zona de Níjar, consultados por ASAJA, manifiestan que estos días deben evitar cualquier descuido “no podemos dejar nada en la puerta, desaparece” y que en estos últimos días debido al calor muchos han aprovechado las horas más intensas como las dos o tres de la tarde para llevar a cabo los hurtos con total facilidad.
Uno de estos agricultores se lamenta de que la semana pasada perdió 3.000 euros en valor de lo que los cacos se llevaron, “que luego ellos venderán en la chatarrería por 200 euros”.

Y es que en esta época suelen producirse robos durante las horas centrales del día, ya que se para el trabajo de los invernaderos debido al calor y el campo se queda literalmente desierto “de este modo es más sencillo aparcar la furgoneta en la puerta del invernadero y saquearlo, porque están seguros de que no van a encontrar vigilancia alguna, ni de agricultores ni de policía”, declaran. Por supuesto, estos “profesionales” no dudan en realizar destrozos en puertas y puntos de entrada al invernadero, para llevarse cualquier cosa que pueda convertirse en chatarra. El temor a nuevos incrementos en los robos aprovechando el paro veraniego de la campaña está estos días presente en los agricultores, que viven con el miedo a perder sus cosechas y a tener que hacer frente una vez tras otra a las pérdidas que los robos les ocasionan.

La sensación de inseguridad se hace patente todos los días, por este motivo ASAJA solicita a los responsables de vigilar y controlar la seguridad de las zonas rurales que incrementen el número de efectivos y patrullas también en las horas centrales del día para acabar con esta lacra que lleva a los agricultores a poner en riesgo a su propia persona al decidir vigilar por su cuenta su explotación, ya que no sería extraño encontrarnos con casos de agresiones al oponerse al intento de robo. Igualmente desde esta organización se aconseja a los agricultores afectados que denuncien siempre, para que de esta forma la Administración sea consciente del problema.

Por otro lado, ASAJA exige que se incrementen los controles y las inspecciones en los puntos de venta de chatarra, porque sólo así se puede amedrentar a aquellos que roban para su venta de forma ilegal.