ESPAÑA 30/08/2010
La cornisa cantábrica fue una de las primeras afectadas, a mediados del pasado mes de junio, por las tormentas estivales, que se desataron con especial virulencia en la parte norte y oriental de Asturias, donde las intensas lluvias provocaron la inundación de más de 7.300 hectáreas de cultivos y pastos. Unos días más tarde, el temporal azotó la zona norte de la provincia de Palencia, descargando hasta 220 litros por metro cuadrado en diez días y afectando a 1.200 hectáreas de forraje y de patata.
También han sido cuantiosas las pérdidas en Valencia, donde el pedrisco ha dañado más de 12.000 hectáreas de uva de vinificación, y casi la totalidad de la superficie se ha visto atacada por el mildiu –favorecido por las condiciones climatológicas-, lo que ha provocado unos daños del 40% de la producción. Cítricos, frutales pendientes de recolección, uva de mesa y hortalizas han sido otros de los cultivos gravemente afectados por las tormentas.
Por su parte, la zona frutera de Lérida sufrió dos violentas tormentas de lluvia y granizo a principios del mes de agosto que ocasionaron graves daños en las cosechas; mientras que en Aragón, en la misma fecha, el pedrisco afectó a más de 4.000 hectáreas de fruta en la provincia de Huesca y cerca de 2.500 hectáreas de frutales, hortícolas, almendro y olivar en la zona de Bajo Aragón.
Los últimos temporales se han registrado en Córdoba y en las provincias de Murcia y Albacete. En ambas zonas continúan los trabajos de tasación de los daños, que se han producido principalmente en los cultivos de viñedo y que ascienden por el momento a más de 3.200 hectáreas en el segundo caso y a cerca de 3.000 hectáreas en Córdoba, donde la tromba de agua se cobró además la vida de tres personas.
Ante esta situación, ASAJA requiere la máxima celeridad a la hora de realizar las peritaciones de los riesgos cubiertos por el seguro agrario, con indemnizaciones justas, y hace un llamamiento a todas las Administraciones para que demuestren sensibilidad con los agricultores afectados por siniestros no indemnizables por el seguro y se arbitren las ayudas oportunas que palien, en alguna medida, unas pérdidas que resultan catastróficas para muchos productores.
De igual modo, ASAJA insta a las distintas Administraciones, una vez más, a optimizar las actuaciones en materia de política hidráulica, tanto en lo relativo a limpieza y conservación de cauces (su actual estado ha provocado muchos de estos desbordamientos) como en el impulso de nuevos embalses, con el fin de lograr un aprovechamiento óptimo de un recurso fundamental como es el agua y al mismo tiempo evitar desbordamientos e inundaciones como las que se han producido.