ESPAÑA 01/04/2011
- El responsable de Seguridad Alimentaria de COAG, Andoni Garcia, ha subrayado el creciente rechazo ciudadano a los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) que recoge el último Eurobarómetro. El 53% de los españoles se muestra en contra.
- Ha reclamado al Gobierno español que de un giro de 180º en su política sobre transgénicos y los prohíba por cuestiones de seguridad alimentaria, económicas y de medio ambiente.
El responsable de Seguridad Alimentaria y Rentas de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Andoni Garcia, ha advertido hoy ante los parlamentarios europeos de los peligros de una agricultura y alimentación transgénica “diseñada en tubos de ensayo de laboratorio”, durante su intervención en un seminario sobre Organismos Modificados Genéticamente (OMG) organizado por la Alianza de Liberales y Demócratas de Europa en la sede de la Eurocámara en Bruselas.
Durante su intervención, el representante de COAG ha subrayado el creciente rechazo ciudadano a los cultivos transgénicos que recoge el último Eurobarómetro de octubre de 2010. En España, el 53% de la población se opone a introducir genes de otras especies en los alimentos. “¿Qué sentido tiene producir algo que los consumidores rechazan?”, se ha preguntado Andoni García.
En el caso concreto de la agricultura, el también responsable de Rentas Agrarias de COAG, ha afirmado que el cultivo de maíz transgénico en el Estado español ha supuesto graves impactos y daños sobre la agricultura convencional y la ecológica por contaminación, como la práctica desaparición del cultivo de maíz ecológico en las zonas donde se ha extendido el cultivo de transgénicos; la pérdida del mercado de gluten de maíz convencional; la práctica imposibilidad de producción de piensos ecológicos; el incremento de costes de producción a los agricultores y ganaderos que no quieren utilizar transgénicos, (para garantizar una alimentación animal sin transgénicos, nuestros ganaderos se han visto obligados a traer el maíz de Francia), la contaminación de las semillas convencionales o la contaminación generalizada de alimentos a la venta sin que se informe de ello al consumidor.
“Hoy podemos afirmar que cultivar con OGM es más caro: las semillas son más caras, no producen más y encima la venta de producción OGM es más barata. Entonces, ¿dónde queda la supuesta rentabilidad de los transgénicos?. En los bolsillos de un puñado de multinacionales que quieren dominar la alimentación”, ha puntualizado Garcia, a lo que ha añadido: “es necesario recordar que la investigación sobre transgénicos es absolutamente privada y con objetivos muy claros de negocio. El supuesto beneficio de la humanidad es uno más dentro los argumentos que elabora del departamento de marketing de estas compañías”.
Ante esta situación, el responsable de seguridad alimentaria de COAG ha reclamado al Gobierno español que de un giro de 180º en su política sobre transgénicos y se prohíban por cuestiones de seguridad alimentaria, económicas y de medio ambiente, apostando así por el principio de precaución. España es el único país de la UE que cultiva transgénicos a gran escala. Mientras, países como Austria, Alemania, Italia, Bulgaria, Grecia, Hungría, Luxemburgo, Polonia o Francia han optado por prohibir su cultivo basándose en evidencias científicas sobre sus impactos ambientales, la imposibilidad de evitar la contaminación genética de otros cultivos y sus incertidumbres sobre la salud. “En COAG tenemos muy clara nuestra propia responsabilidad como agricultores y ganaderos con la sociedad, y en ese sentido debemos garantizar que lo que producimos es seguro, nutritivo, que respeta el medio ambiente y a los animales y que respeta el principio de precaución. Los transgénicos, tal y como se ha demostrado, ni lo respetan ni lo garantizan”, ha apostillado Andoni en su intervención final.