Los cítricos requieren una elevada amplitud térmica (diferencia entre temperaturas máximas y mínimas) durante la maduración de los frutos para obtener una buena pigmentación.
La situación actual, tras un periodo estival en el que las temperaturas mínimas han sido cálidas, es la de una ralentización del estado fenológico “envero” de las variedades tempranas, más o menos acusado según variedad y/o zona de cultivo al mantenerse las temperaturas mínimas muy suaves. Este hecho mantiene durante más tiempo los frutos en el árbol con tonalidades que pueden atraer a la mosca de la fruta (Ceratitis Capitata). Aunque en estos momentos la picada no fuera viable, ésta podría favorecer la entrada de patógenos. La hembra de este díptero inspecciona los frutos buscando un lugar apropiado para realizar la puesta, pues el color y olor de los mismos tiene un papel importante en la elección de la puesta, prefieren el amarillo y el naranja, por lo tanto, es especialmente cuando el fruto está maduro, cuando el riesgo de picada y viabilidad de puestas y larvas es mayor, pudiendo afectar negativamente tanto a la producción como a la comercialización de cítricos.
Las condiciones meteorológicas previstas, con temperaturas superiores a los 16ºC, junto a una humedad relativa en aumento, hacen que la actividad de la mosca de la fruta sea óptima, de hecho, en los conteos realizados en los últimos días ha habido parcelas de seguimiento con valores de capturas altos.
Para la toma de decisiones relacionadas con su control poblacional, se recomienda la instalación de trampas para el monitoreo de adultos y realizar muestreos de frutos semanalmente. Habrá que tener en cuenta, por tanto, la fenología, capturas en trampas, presencia/ausencia de frutos picados y plazo de seguridad de las materias activas a utilizar.
Señalar que, el control de este díptero en los frutales huésped que se encuentren en las inmediaciones de la parcela, y utilizar técnicas de trampeo masivo cuando se inicie el envero, y durante la maduración, son medidas que contribuyen a la disminución de su población.
Finalmente, durante la recolección, habrá que tener en cuenta que: tanto la eliminación de la fruta del suelo como no dejar la fruta madura en el árbol son prácticas que evitan los focos de nuevas generaciones.