El Servicio Nacional de Sanidad Agraria de Perú – Senasa evaluó 200 hectáreas de algodón (Gossypium hirsutum) de la variedad Pima, instaladas en el valle del Bajo Piura, con el objetivo de obtener información sobre las plagas que afectan al cultivo.
Los especialistas del Senasa atendieron la preocupación de los pequeños productores de algodón del distrito El Tallán, perteneciente a la provincia de Sechura, que notificaron la presencia de un foco con incidencia media de la plaga gusano rosado de la India (Pectinophora gossypiella Saunders).
Observaron baja incidencia de la plaga en las plantaciones aledañas de 90 días y en etapa de floración, presentando buen desarrollo agronómico (buen tamaño de planta, de color verde intenso y bellotas vigorosas).
Senasa recomendó a los productores continuar con el control etológico mediante la instalación de trampas caseras a base de melaza y el uso de feromonas para el monitoreo y control de los adultos; realizar la limpieza de los campos que se encuentran aún con algodón en pie, eliminando los residuos de cosecha mediante el gradeo y el arado, acciones que corresponden al control cultural.
Para complementar el Manejo Integrado de Plagas (MIP) es necesario reducir el uso de productos químicos porque así se evita la muerte de insectos benéficos que son aliados en el control de las plagas.
Las buenas prácticas agrícolas son importantes para evitar que el gusano rosado de la India afecte seriamente al cultivo, ya que origina la reducción de los rendimientos y por consiguiente pérdidas económicas a este sector que lucha por renacer en la región Piura.
El gusano rosado de la India (Pectinophora gossypiella Saunders) es una de las plagas que más daño causa en los cultivos de algodón. Éste penetra la bellota del algodón y se alimenta de las semillas y no de las fibras, pero al pasar de una semilla a otra, corta la fibra, evitando que siga su desarrollo normal y provocando su destrucción.
Dato
En el año 1967, Piura llegó a tener 71 mil hectáreas de algodón Pima, cifra histórica que la posicionó como la primera zona productora de este cultivo en Sudamérica. Hoy, la historia es diferente y no supera las 3 mil hectáreas.