Los insectos chupadores, especialmente aquellos de los subórdenes hemiptera y homoptera, se encuentran entre los insectos plaga más destructivos del mundo, causando pérdidas económicas anuales importantes en los cítricos. El manejo de insectos plaga chupadores requiere frecuentemente de tácticas de control intensivas, incluyendo el uso de insecticidas. Como consecuencia, las poblaciones de insectos plaga chupadores han desarrollado resistencia a muchos compuestos dentro de un gran rango de modos de acción de insecticidas.
Pulgones
Aphis gossypii
En los cítricos mediterráneos, presentan un máximo poblacional absoluto en primavera, otro no tan elevado en otoño y a veces uno no tan importante en verano. Es habitual observar en el mismo brote colonias de A. gossypii y A. spiraecola. Producen daños por la succión de la savia y por la gran cantidad de melaza que secretan, a partir de la cual se desarrolla “negrilla”, un conjunto de hongos que suele aparecer desde mediados de diciembre hasta primavera, por lo que si el fruto no ha sido recogido, también será cubierto por la negrilla. La negrilla impide la fotosíntesis del árbol, disminuyendo su proporción, si el brote se da en primavera, mientras que si se produce en otoño, puede afectar también a los frutos. Además, el A. gossypii es vector del virus de la tristeza (Citrus Tristeza Virus, CTV) y del vein enation. Los clementinos son los más sensibles a los ataques de este pulgón, especialmente al realizar podas severas, y en el limonero se encuentran de forma ocasional.
Aphis spiraecola
Aunque, originaria de América, en su lugar de origen tiene como hospedantes invernales a especies vegetales del género Spiraea, a día de hoy ha aumentado su preferencia por los cítricos, en lo que es habitual observar a hormigas protegiéndolos a cambio de alimentarse de la melaza de los pulgones. Succionan la savia del cultivo y generan gran cantidad de melaza, produciendo negrilla, y también son capaces de transmitir el virus de la tristeza, aunque con menor eficacia que el A. gossypii. Las colonias deforman las horas que pican y las enrollan del ápice hacia el peciolo y del haz hacia el envés, produciendo graves daños en los cítricos, interrumpiendo el crecimiento de los brotes atacados. Produce daños considerables en naranjos y mandarinos, y de menor intensidad en limoneros, siendo los clementinos los más sensibles a los ataques, especialmente tras podas severas.
Myzus persicae
Produce daños debido a la gran cantidad de melaza secretada, y puede transmitir el virus de vein enation, aunque solo se ha observado como vector de la tristeza en cítricos en La India. En cítricos puede causar problemas puntuales, agravados por su capacidad de resistencia a ciertos insecticidas. Los clementinos son los más sensibles a los ataques, sobre todo tras podas severas.
Toxoptera aurantii
Es en el limonero donde alcanza su mayor desarrollo, ya que es una es al cítrico al que afectan menos otras especies de pulgones. Solía llamarse “pulgón del naranjo” antes de la introducción del A. spiraecola, aunque en determinadas zonas sigue siendo una plaga importante en los cítricos. Se sitúa en el envés de las hojas tiernas, en las yemas florales y en los frutos recién cuajados, de los que se extraen gran cantidad de savia, endureciendo y deformando ligeramente las hojas, acortando los ramos y haciendo que los pequeños frutos se caigan o evolucionen con dificultad. Al producir abundante melaza, se produce negrilla y alimentan a las hormigas circundantes. Los clementinos son más sensibles a sus ataques, especialmente tras podas severas.
Cochinillas
Caparreta blanca (Cerosplastes sinensis)
Las ninfas tienden a fijarse en las hojas, junto a los nervios, y en los brotes tiernos, donde permanecen hasta volver a migrar a las ramas hasta llegar a adultas en verano. Los daños en cítricos son debidos a la succión de la savia y a la secreción de la melaza. Todas las variedades de cítricos son sensibles a su ataque.
Caparreta blanca de Florida (Ceroplastes floridensis)
Desarrolla dos generaciones por año y los huevos eclosionan en primavera y otoño. Suelen fijarse a las hojas cerca de los nervios y atacan a todas las variedades de cítricos. Los daños producidos se deben a la melaza que secretan.
Caparreta blanda (Coccus hesperidum)
Desarrolla varias generaciones anuales. Los individuos suelen agruparse en colonias en las ramas, donde coexisten todos los estadios en desarrollo. Producen daños debido a la melaza secretada y todas las variedades de cítricos son sensibles.
Caparreta negra (Sarssetia oleae)
Las ninfas son de color naranja pardo y tienden a fijarse en el haz de las hojas, cerca del nervio central, donde permanecen hasta que vuelven a las ramas, donde se desarrollan hasta la adultez. La importancia de esta plaga, cuyos daños se deben a la melaza secretada, aumenta en las variedades de cítricos tardías, aunque todas son sensibles.
Coccus pseudomagnoliarum
Los inmaduros, planos y casi transparentes, crecen lentamente en verano sobre el envés de las hojas, a lo largo del nervio central. En otoño cambian a un color más oscuro y migran a las ramitas; migración que continúa en invierno, alcanzando su máximo en febrero y marzo hasta que son adultas. Los daños en todas las variedades de cítricos se producen por la melaza que segregan.
Cotonet o cochinilla harinosa (Planococcus citri)
En los cítricos de la cuenca mediterránea pueden desarrollar hasta cinco generaciones al año. Tienen tres estadios ninfales y cuando realizan la puesta la recubren con una secreción cerosa de aspecto algodonoso, llamado ovisaco, para proteger a los huevos de los enemigos naturales y de la desecación. De mayo a julio, las ninfas se fijan en zonas resguardadas de los frutos como el cáliz, el ombligo de las naranjas del grupo navel o entre frutos en contacto, y a partir de agosto invaden el resto del fruto. Durante el estado adulto suelen migrar a las ramas.
A finales de junio y julio, las hembras migran a las ramas, coincidiendo con el vuelo de los machos. El cotonet produce daños directos e indirectos en los cítricos. Los directos son debidos a manchas cloróticas que producen en los frutos de los que se alimentan, e indirectos por la secreción de melaza. Además, atraen a otras plagas como el barrenador de los cítricos, Ectomyelois ceratoniae. Todas las variedades son susceptibles de su ataque, pero las naranjas del grupo navel son más sensibles porque se pueden refugiar en su ombligo, dificultando la acción de los enemigos naturales.
Delottococcus aberiae
Colonia de ninfas de A. gossypii en hoja naranjo. / Foto: J. Catalán - IVIA
Adulto alado de A. gossypii. Foto: IVIA
Ninfas y adulto de A. spiraecola. / Foto: A. Urbaneja - IVIA
Daños ocasionados por A. spiraecola en brotes de clementino./Foto: J. Catalán- IVIA
Myzus persicae alimentándose. /Foto: A. Urbaneja. - IVIA
Ninfas de Caparreta blanca de Florida sobre los nervios de las hojas./Foto: A. Tena - IVIA
Ninfas de Coccus pseudomagnoliarum. / Foto: A. Tena - IVIA
Ninfas de Cotonet cuidadas por hormigas. / Foto: IVIA
Daños directos producidos por Cotonet. / Foto: IVIA
Fruto con población de D. aberiae. / Foto: IVIA
Macho adulto de D. aberiae. / Foto: J. Pérez - IVIA
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