SEO/BirdLife y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) han llegado a un acuerdo para reproducir dos variedades tradicionales de trigo duro: “Recio de Ronda” y “Blanco Verdeal”, que serán cultivadas en la finca demostrativa ecológica La Dehesa-El Campillo, participante en el proyecto Secanos Vivos, en el municipio malagueño de Almogía.
Se trata de una de las treinta fincas que se han sumado a esta experiencia piloto para la implementación del esquema agroambiental Secanos Vivos en Andalucía, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón. En ellas, se están llevando a cabo actuaciones dirigidas a la recuperación de la biodiversidad y a la mejora en la captura de carbono, y se está realizando el seguimiento de varios indicadores para evaluar los resultados del proyecto y lograr alcanzar sus objetivos.
Precisamente, este acuerdo con la finca ecológica La Dehesa-El Campillo para el uso de semillas tradicionales ha sido posible tras los excelentes resultados realizados en pruebas de campo por el Laboratorio de Historia de los Agroecosistemas (LHA) de la UPO, que impulsó hace unos años una investigación que demostraba los importantes beneficios del cultivo de variedades tradicionales de trigo para los secanos mediterráneos. Según sus resultados, estas semillas mejoran los suelos degradados a través del aumento de materia orgánica disponible; contribuyen a conservar la biodiversidad; y logran adaptarse mejor a los fenómenos climáticos extremos en los secanos mediterráneos, además de ser mucho más eficientes en el secuestro de carbono que los trigos convencionales.
Por estos motivos, la recuperación y el uso de estas variedades tradicionales de trigo está en plena consonancia con los objetivos del proyecto Secanos Vivos. Uno de estos objetivos es el uso de buenas prácticas agroambientales, incluyendo el cultivo de semillas tradicionales, y el uso de soluciones basadas en la naturaleza (avaladas científicamente), en este caso por la UPO. Además, “otra finalidad es que los servicios que proporciona la biodiversidad sean aprovechados para ser transformados en rentabilidad para los agricultores”, explican Gloria Guzmán y Guiomar Carranza, responsables de la investigación. En esta línea, tras el trabajo de campo realizado por LHA, se vio que a partir de estos trigos se pueden obtener alimentos con mayor rentabilidad y competitividad en el mercado agroalimentario. Para hacerlo realidad, se ha impulsado la colaboración con empresas de la agroindustria artesana y ecológica puntera a nivel andaluz en la fabricación de pan (Horno María Diezma y Buenas Migas, en Granada) y pasta (Spiga Negra, en Málaga). Se trata de apoyar la investigación en los procesos de transformación y la innovación en la cadena alimentaria.
Junto con estos hallazgos en campo, dicha investigación reportó que las variedades tradicionales de trigo, al tener más proteína y menor contenido en gluten que las variedades modernas, pueden contribuir a la mayor calidad de los panes y otros productos derivados, y a la reducción del consumo de gluten en las personas que necesitan este cambio en su dieta.
Variedades locales y secanos
Las variedades de cultivos tradicionales son fruto de una larga selección agronómica, por lo que han desarrollado una buena adaptación a las condiciones ambientales locales, y son muy eficientes en el manejo agrario local. En la actualidad, la mayoría de las variedades tradicionales de semillas han sido sustituidas por variedades modernas creadas para adaptarse al manejo de la agricultura convencional, que incluyen el uso de fertilizantes químicos y herbicidas.
“Dado que las variedades tradicionales de trigo van unidas al manejo ecológico o más sostenible y a la agroindustria artesanal, pueden fortalecer el vínculo de la cadena agroalimentaria del trigo con el territorio, basado en el reconocimiento de la existencia de unas variedades tradicionales propias de cada comarca o región. Una estrategia beneficiosa para todos los actores de estos sistemas agroalimentarios locales y sostenibles, y también para la biodiversidad, que se beneficia del menor uso de insumos, como abonos químicos o plaguicidas”, explica Ana Carricondo, directora del proyecto Secanos Vivos.
Cultivos vivos
Secanos Vivos es una transferencia del proyecto LIFE Olivares Vivos (forma parte de su plan PostLIFE 2015-2021) y algunas de estas medidas agroambientales ya han sido aplicadas en el mismo, obteniendo excelentes resultados tanto en la recuperación de la biodiversidad, el ahorro de costes, así como en la valoración positiva del consumidor hacia los AOVE certificados por el proyecto, sumado a una gran acogida por parte de los agricultores por la mejora en la rentabilidad.
El proyecto Secanos Vivos trabaja de la mano de agricultores para la conservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático, con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.