El Gobierno catalán trabaja con el objetivo de implementar medidas encaminadas a realizar una transición energética hacia un modelo 100% renovable. En este sentido, el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural pone a disposición del sector agrario una instrucción técnica que establece los criterios para compatibilizar la generación de energía agrovoltaica en terrenos agrícolas. Y, en paralelo, el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) ha desarrollado el primer proyecto piloto de fotovoltaica en frutales de Cataluña con el objetivo de mejorar la competitividad del sector agrícola y el conocimiento científico sobre adaptarse al cambio climático.
La agrovoltaica es un sistema de explotación mixto que combina el agrario y el eléctrico en una misma extensión. El aprovechamiento compartido de la radiación puede permitir que existan dos actividades económicas en la misma superficie, y de esta forma una mejora de la competitividad del sector agrícola. La instrucción, que ha desarrollado la Dirección General de Agricultura y Ganadería, fija unos criterios generales y unos criterios específicos relacionados con el uso del suelo, el rendimiento de los cultivos y las diferentes tipologías de sistemas de apoyo que deben tener estas instalaciones. ciones.
De esta forma, la normativa establece que es obligatorio mantener la actividad agrícola durante toda la duración del proyecto agrovoltaico. En concreto, debe garantizarse que el rendimiento del cultivo agrícola en la superficie total del proyecto después de la construcción de la instalación agrovoltaica sea como mínimo el 60% del rendimiento de referencia. De igual modo, no se podrán llevar a cabo instalaciones que puedan alterar la estructura natural del suelo ni emplear soleras de hormigón para evitar la compactación y degradación del suelo agrícola, excepto en los centros de transformación y las vallas.
Además, la instrucción apunta también que según el modelo de soporte de las placas fotovoltaicas, que puede ser elevado o bajo, la pérdida de superficie utilizable para la agricultura debido a estructuras, subestructuras, franjas de seguridad, edificaciones, viales de mantenimiento y accesos no puede superar el 15% o 20% de la superficie total ocupada por el proyecto agrovoltaico.
En paralelo, el IRTA ha desarrollado el primer piloto fotovoltaico en frutales de Cataluña a través de dos plantaciones que ocupan 2.880 m2 en Mollerussa. En total, y entre las dos instalaciones, se han instalado 322 paneles fotovoltaicos con una producción energética máxima de 165 kW.
El objetivo general del proyecto es evaluar la agrovoltaica y lo que supone que la radiación solar incidente sea captada por los paneles solares y por los cultivos, buscando la optimización de ambos sistemas. Además permitirá evaluar la integración de ambos sistemas, incluyendo los condicionantes y el diseño para optimizar el sistema.
El proyecto despliega las placas solares instaladas a una altura más elevada del terreno agrícola que dejan espacio entre sí para que la luz solar llegue a las plantas cultivadas. Esta disposición permite a los cultivos recibir la cantidad de luz solar necesaria para su crecimiento, mientras que las placas solares capturan la energía solar para producir electricidad.
El proyecto I+D se ha iniciado en 2024, de manera que a lo largo de este año ya se dispondrá de los primeros resultados, aunque se trata de un proyecto a largo plazo (5 años) para evaluar efecto acumulativo de la reducción de la radiación sobre la producción agrícola.
Proyecto financiado con el Fondo Climático
El proyecto ha tenido un coste de 813.389€ financiado con el Fondo Climático que gestiona la Dirección General de Cambio Climático y Calidad Ambiental. Este fondo verde se nutre del 50% de los ingresos obtenidos con el impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos de tracción mecánica y el 20% de la recaudación del impuesto sobre las instalaciones que inciden sobre el medio ambiente.