Los sabotajes no son algo nuevo en nuestros montes. Los propietarios forestales los han sufrido desde hace mucho tiempo en mayor o menor medida. Durante años han visto anillar árboles para que mueran poco a poco, o ataques contra determinadas especies.
En agosto de 2021 en Vizcaya, y en abril y agosto de 2023 en Gipúzcoa, se llevaron a cabo y reivindicaron ataques (“acciones”) en tres parcelas: En Arratia se cortaron “cientos” de árboles; entre Hernani y Arano se cortaron 3.000 árboles y en Azpeitia se cortaron a matarrasa otras dos hectáreas. "En estos tres casos era el eucalipto el que estaba en el punto de mira. En otros casos, de forma simbólica, han entrado en una parcela, arrancado plantas recién puestas, y han introducido algunas plantas de roble para hacerse la foto y reivindicar su lema. En algunos casos, no se trata únicamente de cortar árboles, sino que además rompen los cerramientos y provocan importantes daños en las fincas", sostienen.
En las últimas semanas, estos ataques están adquiriendo otra dimensión: Los ataques afectan cada vez a más especies arbóreas y a más propietarios. Un colectivo acaba de reivindicar la tala de “11.000 árboles en Azpeitia y Berango”. Desde EHNE, ENBA y Gipuzkoako Baso Elkartea indican no tener conocimiento del caso de Berango, pero sí han podido constatar la tala de 7.000 árboles plantados en los últimos años en Azpeitia y Cestona. En este caso, se trata de criptomerias. Ante todo esto, declaran: "La forestal es la actividad más verde que se lleva a cabo en este país. Se plantan árboles, se cuidan para ayudarles a que crezcan, se limpia la maleza que le hace competencia, y cuando tras muchos años llega a su madurez, se recoge lo sembrado para ofrecer materia prima tan importante como la madera a la sociedad. Se nos llena la boca con la transición ecológica, la sostenibilidad y con la búsqueda de materiales renovables alternativos a los materiales de origen fósil. Todo eso nos lo ofrece la producción forestal. Y aun así, nos vemos en la necesidad de denunciar unos acontecimientos vergonzosos que se están proliferando. Nos enfada y nos llena de incomprensión ver con qué impunidad algunas personas provocan daños en plantaciones forestales y además luego reivindican en algunos medios de comunicación lo que han hecho".
Los propietarios privados han presentado denuncias, pero se sospecha que la investigación no prosperará y que no sacarán nada claro de ella. Por ello, las organizaciones agrarias echan en falta el apoyo de las instituciones (Diputación y Ayuntamientos) y partidos políticos que representan a la sociedad. "¿Dónde están las instituciones para denunciar y esclarecer estos ataques y castigar a sus autores? ¿Dónde están los partidos políticos? ¿Alguien se imagina la misma actitud si esos daños se provocan en una fábrica, una tienda, una vivienda o un parque público? ¡No hay derecho! Es evidente que este silencio legitima este tipo de acciones. Son acciones encaminadas a dañar y aterrorizar al propietario forestal, al gestor, diciendo a la sociedad que en el territorio de los materiales sintéticos, el hierro y el hormigón las plantas son responsables de la “crisis ecosocial”. ¡Basta ya de decir tonterías y de hacer barbaridades! La madera es una materia prima básica en nuestro día a día, aunque se nos olvide. Empezando por el papel higiénico, hasta si se van a hacer cajas de cartón, palés, tejados o pelet para calentar nuestro hogar. ¡Y eso, lo garantiza la plantación forestal y su posterior gestión. ¡No lo olvidemos! ¿O es que este país debe importar toda la materia prima que necesita?", reflexionan.
En consecuencia, solicitan identificar y sancionar a los responsables, y que los afectados reciban indemnizaciones cubriendo el 100% de la pérdida, actuando la Diputación Foral ayudando a las replantaciones al 100%. Asimismo, como se encuentran en plena campaña electoral al Parlamento Vasco, consideran imprescindible que todos los partidos políticos muestren su posición ante estos hechos, "porque la sociedad, los baserritarras, debemos saber la actitud de los representantes políticos frente a quienes nos quieren amenazar y perjudicar. Es de aplaudir la labor de los propietarios forestales guipuzcoanos, hombres y mujeres, que tienen un reconocimiento internacional, y ofrecen madera a la ciudadanía, limpiando el aire con sus bosques, ofreciendo sus terrenos privados también para el ocio, ¡gratis! ¡Nosotros no nos avergonzamos de lo que somos y del trabajo que hacemos! ¡Nosotros lo tenemos claro: ¡Seguid así, y que los descendientes también puedan relevar a sus predecesores!", concluyen.