El sector vitivinícola europeo prevé una producción estimada de 145,5 millones de hectolitros (Mhl) para 2025, lo que representa un aumento del 1% con respecto al año anterior. Si bien los volúmenes se están recuperando, se mantienen un 7,5% por debajo del promedio de los últimos cinco años. En general, la producción muestra signos de mejora; sin embargo, persiste una tendencia a la baja a largo plazo, y la diferencia entre las cosechas de 2025 y 2018 aún supera los 40 millones de hectolitros. Los viñedos de toda Europa siguen enfrentándose a una serie de desafíos que dificultan la plena recuperación del sector.
Los tres mayores productores de vino de la UE, que en conjunto representan cuatro quintas partes del volumen total, han reducido su producción conjunta en un 1,5 % en comparación con la cosecha de 2024. Italia sigue siendo el mayor productor de la UE con una producción estimada de 47 millones de hectolitros (Mhl), mientras que Francia ocupa el segundo lugar por un estrecho margen con alrededor de 37 Mhl, y España cae al tercer puesto con aproximadamente 31,5 Mhl.
Entre los principales productores, España, Alemania y Portugal registraron descensos, con una producción que cayó un 15 %, un 8 % y un 11 %, respectivamente, en comparación con el año anterior. En contraste, Italia prevé un aumento del 8 %, y Francia también registra un modesto incremento de alrededor del 2,3 %, aunque su producción se mantiene un 12 % por debajo del promedio de los últimos cinco años.
Los viñedos han sufrido importantes anomalías climáticas y graves inclemencias meteorológicas en 2025. Las olas de calor, las sequías y las inundaciones dificultaron la recuperación del sector hasta niveles cercanos a los previos a 2020. Los incendios forestales de finales de agosto en el sur de Francia destruyeron más de mil hectáreas de viñedos, con un impacto indirecto potencial en hasta dieciséis mil hectáreas.
Si bien la oferta de vino sigue siendo baja, la presión de la demanda limita cualquier aumento significativo de la producción. Estados Unidos, el principal mercado para los vinos europeos, ha impuesto repetidamente aranceles a los productos de la UE, incluido el vino, lo que ha impulsado las exportaciones. Esta nueva política estadounidense ha mantenido bajos tanto los volúmenes como los precios, reduciendo los márgenes de beneficio de los productores de la UE. Estas barreras comerciales se producen en un contexto de inestabilidad global que ya ha perturbado los flujos comerciales mundiales.
En general, la demanda sigue siendo débil. Los temores económicos, como la inflación y la incertidumbre en el mercado laboral, frenan el gasto, mientras que se ha producido un cambio sustancial en las preferencias en los mercados nacionales. Estos factores impiden que la demanda compense la reducción de los volúmenes de producción.
Luca Rigotti, presidente del grupo de trabajo sobre vino de la Copa-Cogeca, comentó: «La vendimia de 2025 pone de manifiesto lo difíciles que siguen siendo las condiciones. Nuestros viñedos a menudo se enfrentan a circunstancias muy alejadas de las ideales. Sin embargo, en muchos casos, los productores han logrado revertir la reciente tendencia a la baja. En toda Europa, los viticultores están ofreciendo una calidad excepcional, demostrando una dedicación y una resiliencia notables ante numerosos desafíos».