Los resultados de tres campañas vitícolas en Catalunya (concretamente en las D.O. Costers del Segre y D.O. Penedés), y una campaña en la región de Burdeos (Francia), han permitido comprobar las importantes reducciones de los niveles de Botrytis en campo con la aplicación de la levadura Candida sake CPA-1 junto con el aditivo Fungicover®.
Las reducciones observadas fueron de entre el 82 % y el 90 % de la severidad total de la enfermedad (porcentaje de pérdida de cultivo), cuando se realizaron 4-6 aplicaciones durante la campaña en viñedos experimentales. Además, los tratamientos fueron también muy efectivos cuando se aplicaron dosis reducidas del aditivo o se realizaron sólo dos aplicaciones en floración y pre-cierre de racimo, respectivamente.
La aplicación comercial se llevó a cabo en tres viñedos diferentes, con parcelas de 0,5 ha. Se realizaron dos aplicaciones con cubas de aplicación comerciales y dosis reducidas de C. sake y FC, mostrando asimismo reducciones de entre el 40 % y el 85 % de la severidad, en función de las dosis utilizadas.
Estos resultados fueron presentados por los doctores Carlos Calvo y Neus Teixidó, del IRTA de Lleida, en el contexto de la jornada sobre “Alternativas para el control de Botrytis en viña: la experiencia de Nueva Zelanda y Catalunya”, orientada al sector vitícola de la zona, que tuvo lugar en Lleida el pasado día 6 de febrero.
En esta misma jornada se contó además con la presencia del Dr. Philip Elmer, del instituto Plant and Food Research de Nueva Zelanda. En su charla, el Dr. Elmer resumió algunas de las estrategias alternativas al control químico de Botrytis, ampliamente utilizadas en su país por los viticultores. Estrategias como prácticas culturales y la aplicación de agentes de control biológico y productos naturales, que han mostrado ser efectivas y permiten alcanzar el objetivo de residuo cero en el vino, un objetivo primordial de autoridades y organizaciones sectoriales en Nueva Zelanda.
Las experiencias que se expusieron en esta jornada, muestran cómo cada vez más estas estrategias alternativas a los químicos pueden ser una realidad en nuestra zona vitivinícola y despiertan gran interés del sector, dada su eficacia y su potencial para ser aplicadas en viticultura convencional y ecológica.