Hace exactamente un año, dieron comienzo en Murcia un ciclo de Jornadas organizadas por AEPLA y las Universidades de Córdoba (UCO) y Politécnica de Cataluña (UPC), con el objetivo de demostrar a agricultores y asesores, como las Buenas Prácticas Fitosanitarias son clave para garantizar la calidad del agua. Estas jornadas se enmarcan dentro del Proyecto TOPPS PROWADIS, financiado por ECPA (European Crop Protection) y que actualmente se está llevando a cabo en siete países europeos (Alemania, Italia, Francia, Dinamarca, Polonia, Bélgica y España), que ofrece las recomendaciones necesarias para proteger la el agua mediante una guía de buenas prácticas centradas en la reducción del riesgo de escorrentía y deriva, a través de un adecuado comportamiento del usuario, el correcto empleo de las tecnologías y el establecimiento de unas apropiadas infraestructuras.
La última de estas Jornadas tuvo lugar ayer en Madrid, en La finca ‘El Encín’ situada en Alcalá de Henares, y en ella colaboró el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) y participaron representantes de la administración nacional y autonómica, organizaciones agrarias y técnicos locales, así como asesores y agricultores. Como en anteriores ocasiones, se ofreció por parte de Emilio Gil, de la UPC y coordinador del proyecto en España y Emilio González de la UCO, una amplia visión de la situación actual y legislación vigente, para a continuación pasar a un bloque eminentemente práctico enfocado a la deriva y la escorrentía, donde se forma en métodos de medida y se muestran las bases para el diagnóstico de explotaciones, ofreciendo una demostración práctica a los participantes divididos en dos grupos para un mejor desarrollo de la misma.
AEPLA y las empresas que forman parte de la misma, se muestran convencidas de que una gestión sostenible de los recursos hídricos es fundamental. El agua es esencial para cultivar alimentos, que a su vez deben ser protegidos de las plagas y enfermedades que los amenazan, lo que se consigue gracias a una adecuada aplicación de productos fitosanitarios, las medicinas de las plantas. Observar unas buenas prácticas agrícolas durante la aplicación de estos productos, permite producir con seguridad alimentos sanos y suficientes, sin menoscabo de la calidad de las aguas, evitando pérdidas innecesarias de este preciado recurso.