Las negociaciones sobre la futura Política Agrícola Común (PAC) entran en un semestre decisivo. Por un lado, Finlandia asume hasta diciembre la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Por otro, el nuevo Parlamento Europeo ha conformado ya sus comisiones permanentes y comienza su trabajo de seguimiento de los informes y Reglamentos de la PAC. Hay mucha negociación que hacer a nivel europeo, incluido el presupuesto para los próximos siete años de la UE, y mucho trabajo por delante a nivel nacional para preparar el Plan Estratégico de la PAC.
En este contexto, el ministro en funciones Luis Planas asiste hoy en Bruselas a una reunión del Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea, donde la presidencia finlandesa informará al Consejo de sus prioridades y programa de trabajo en el ámbito de la agricultura y la pesca. Finlandia asume la negociación sobre unos Reglamentos que mantienen muchas incógnitas y discrepancias entre los distintos Estados miembros de la UE, y que bajo la presidencia rumana no han alcanzado el nivel de avance esperado.
Es evidente que, para lograr un acuerdo global sobre ciertos aspectos de la PAC, muchos líderes esperan a contar con el Marco Financiero Plurianual, que podría cerrarse este otoño. Sin embargo, la ambición ambiental de la propuesta de la PAC sigue sin alcanzar los apoyos suficientes y los compromisos necesarios por parte de algunos países. La condicionalidad reforzada, la configuración y presupuesto destinado a los eco-esquemas, el peso de las medidas de agro-ambiente y clima, en definitiva, la arquitectura verde, sigue siendo una incógnita.
Quizás por este motivo, la Presidencia finlandesa ha revisado con especial cuidado el trabajo del Comité Especial de Agricultura y Grupos de trabajo del Consejo en relación con la ambición climática y ambiental de la PAC, y ha presentado una nota preparatoria para el debate del día de hoy. Esta nota reconoce que, aunque hay un amplio consenso respecto a obtener mejores resultados para el medio ambiente con esta política, algunos países continúan solicitando más flexibilidad en la condicionalidad, que los eco-esquemas no sean obligatorios en la programación de los Estados miembros y que se revisen algunas definiciones, que abrirían la puerta a recibir ayudas con finalidades dudosas para la naturaleza.
Sorprende que el artículo 87 del Reglamento del Plan Estratégico de la PAC sobre la medición del gasto que se destina a luchar contra el cambio climático (y que asume que el 40% del gasto destinado a ayudas a la renta podrán computar como contribución a este objetivo) no se conteste desde el Consejo de Ministros, a pesar de que el reciente informe de evaluación de la Comisión Europea sobre “PAC, cambio climático y emisiones” reconoce que la mayoría de las medidas desarrolladas por la PAC no tienen un planteamiento específico para mejorar la adaptación o la mitigación al cambio climático. Este mismo informe destaca que los pagos directos no son un instrumento que pueda considerarse “relevante” para los objetivos climáticos, al estar dirigidos como un apoyo a la renta. También señala otras medidas poco beneficiosas para el clima, como ciertos pagos acoplados o determinadas inversiones en regadío, que deberían revisarse en la futura programación.
Propuestas para una PAC justa y sostenible
Las preguntas específicas que los ministros y ministras de Agricultura de la UE deberán responder hoy, según la nota preparatoria, son: qué elementos de la propuesta de Reglamentos son fundamentales para alcanzar mejores resultados climáticos y ambientales, y cómo se deben articular.
Desde SEO/BirdLife, Inés Jordana, responsable de Agricultura y Alimentación, recuerda que “la PAC se financia bajo el capítulo de presupuesto ‘Recursos Naturales y medio ambiente’ porque la ciudadanía europea apoya invertir dinero público para proteger y promover los bienes públicos. A su vez, es urgente la necesidad de hacer cumplir el principio ‘quien contamina, paga’, de forma que se haga un uso eficiente del dinero público”.
Por su parte, Celsa Peiteado, coordinadora de Política Agraria de WWF, añade: “pedimos una condicionalidad reforzada, que incluya la rotación de cultivos herbáceos, el mantenimiento de la cubierta vegetal en leñosos y un porcentaje del 10% de superficie de interés ecológico con gestión sin fitosanitarios. Además, solicitamos que un 50% del presupuesto se asocie a objetivos de medio ambiente y clima, para poder apoyar a agricultores y ganaderos en la Red Natura 2000 o a aquellos que con sus prácticas mantienen sistemas de alto valor natural, como las dehesas”.
Según ambas organizaciones, el diseño de objetivos ambientales debe seguir una lógica de intervención clara y, para verificar su cumplimiento, ir acompañados de información científica y un sistema de seguimiento y evaluación transparente y claro. Los sistemas de asesoramiento, incentivos y sanciones deben ser los apropiados para garantizar que se obtienen resultados. Además, la futura PAC deberá abandonar el reparto de ayudas basado en referencias históricas y eliminar las ayudas nocivas para la salud de las personas, la naturaleza o el bienestar animal. Además, señalan que “muchas de estas propuestas han sido a su vez defendidas por los eurodiputados de las Comisiones de Agricultura y Medio Ambiente en su posicionamiento sobre la reforma en curso”.
Para solventar todas estas carencias se espera la implicación activa de las administraciones ambientales en todo el proceso de negociación, aplicación y seguimiento de la PAC, de forma que el futuro Plan Estratégico integre correctamente herramientas clave como el nuevo Marco de Acción Prioritaria (MAP) de la Red Natura 2000 o los Planes de Cuenca de la Directiva Marco de Agua.
“Por las características y valores naturales de nuestra agricultura, esperamos que desde el Ministerio de Agricultura de España se mantenga con firmeza la necesidad de una PAC ambientalmente sostenible y se propongan alianzas con otros países europeos que puedan apoyar en este objetivo. Es quizás una de las últimas oportunidades que nos quedan para preservar los recursos naturales, base de la actividad agraria y, con ello, asegurar la producción de alimentos”, sostienen desde SEO/BirdLife y WWF.