Cooperativas Agroalimentarias ha remitido a la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana un informe en el que cifra en más de un millón de euros las pérdidas acumuladas en la presente campaña por los productores de ciruelo asociados a las cooperativas de la comarca de Vall d’Albaida. Ante esta situación, el documento recoge también una serie de propuestas de actuación, encaminadas a apoyar el sector y garantizar su viabilidad futura y, en caso necesario, su capacidad de reconversión.
El informe destaca que la situación del cultivo del ciruelo en Vall d’Albaida se enmarca en un contexto de crisis generalizada en la fruta de hueso. En este sentido, el Ministerio de Agricultura redactó recientemente el Plan de Medidas para la mejora del sector de la Fruta Dulce, mientras que el sector cooperativo financió íntegramente la elaboración y redacción de un plan de marketing, cuyo objetivo es incrementar el consumo de estos productos en el mercado nacional.
Sin embargo, las particularidades de la comarca pasan por un sector en el que el cooperativismo es una fórmula empresarial arraigada y de gran tradición, que ha impulsado procesos de integración y colaboración, que ha apostado por técnicas de agricultura ecológica para dar mayor valor al producto y que ha abordado un ambicioso plan de reestructuración por el que sus socios han reconvertido sus plantaciones hacia las variedades de mayor aceptación y demanda en los mercados. Pese a todo, las pérdidas acumuladas entre la fruta en cámaras de frío de los almacenes y la que se tendrá que tirar al suelo supera el millón de euros.
En el contexto actual, se aprecia un descenso de la demanda y que los mercados europeos se están abasteciendo de producciones propias. Ante esta situación, se plantea la posibilidad de llegar a terceros mercados, si bien existen diferentes inconvenientes para ello. Brasil, que absorbe la mitad de las exportaciones a países terceros, exige que la fruta proceda de zonas libres de sharka, enfermedad que afecta a los frutales de hueso. Un destino potencial, tras el acuerdo comercial firmado por la Unión Europea, sería Canadá, pero acceder a este mercado y consolidar nuestra presencia requiere de un proceso que puede prolongarse por espacio de varios años.
En el informe remitido por Federación, se apuntan diferentes soluciones para hacer frente a la situación de crisis del sector: incluir la ciruela dentro del mecanismo de transformación en zumo para distribución gratuita con pago en especie; habilitación de ayudas directas; realización de estudios para definir zonas libres de sharka y la elaboración de un plan de arranque adaptado a las necesidades de la zona.
Para Cirilo Arnandis, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de la Comunidad Valenciana y de su sectorial de frutas y hortalizas, “es necesario aportar soluciones a los productores afectados, que no pueden beneficiarse de las medidas de transformación en zumo para distribución gratuita, cuyos seguros agrarios no contemplan una protección de sus rentas, y que en un caso de crisis profunda como el actual no encuentran respuesta en el mecanismo de retirada con cargo a los Programas Operativos de las Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas”. Arnandis destaca que “Federación ya ha abordado este tema con la conselleria en una reciente reunión mantenida con el secretario autonómico y el director general de Agricultura, siendo el informe remitido un elemento importante para trabajar en la solución a los problemas detectados, no con una visión cortoplacista, sino también con la vista puesta en el futuro”.
El cultivo del ciruelo en la Comunidad Valenciana y en España
La producción de ciruelo en la Comunidad representa el 6,25% del total nacional, siendo Extremadura la región donde el cultivo tiene una mayor presencia, al representar el 55,3 % de la producción nacional. Una producción nacional que viene reduciéndose en los últimos años, pasando de 232.800 toneladas en el año 2.014, a las 166.400 toneladas previstas para el actual ejercicio, lo que supone casi un 30 % en un plazo de cinco años.