Agricultores exhibiendo una de sus reivindicaciones, durante la manifestación del 19 de noviembre en Almería.
Uno de los agricultores manifestantes expone su opinión durante la separación en dos de la marcha de la manifestación.
Joaquín López Rodríguez, alias Bernabé, presidente de la Unión de Agricultores Independientes, seguido de la mayor parte de los manifestantes, durante el corte de la marcha de la manifestación.
Los agricultores, ese colectivo siempre en la sombra tras las caras visibles de las organizaciones agrarias, a menudo politizadas y con intereses subyacentes, y a los que ni Administraciones ni sindicatos atienden sus necesidades reales, salieron ayer a la calle en masa en Almería, consiguiendo, por fin, tras meses de intentos fallidos de levantamientos espontáneos, por falta de apoyo por parte de las organizaciones agrarias tradicionales, de los 18.000 agricultores que forman el modelo Almería, conformado por pequeñas explotaciones agrícolas familiares, el paro generalizado del sector en protesta por los bajos precios en origen de frutas y hortalizas, provocados por la presión impune de las grandes cadenas de distribución ante la desidia y la falta de ética de la Unión Europea, que ha optado por facilitar la entrada de productos de países terceros cuya calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria dejan mucho que desear con respecto a las frutas y hortalizas españolas, hundiendo así los precios de los productos agrarios de los países miembros, como es el caso de España.
Agricultores de Almería, Granada y Málaga quisieron poner de manifiesto en sus respectivas capitales la crisis estructural que sufre el sector, cuyo mercado, el europeo, les da la espalda, y buscar así llamar la atención de políticos y Administraciones en busca de una solución que permita la supervivencia de un sector agrícola que, en Almería, junto con su industria auxiliar, supone el 40% del PIB provincial. Así fue como COAG, Asaja y UPA, principales asociaciones agrarias, junto con las organizaciones empresariales COEXPHAL, Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería, y ECOHAL, convocaron a los medios de comunicación para dar visibilidad a una movilización del sector en la que mostraron su consenso sobre las reivindicaciones del mismo, alegando el abandono al sector por parte de las Administraciones, la exigencia de una dotación de la UE para poder hacer retiradas de producto que regulen el mercado, destacando el “abuso de poder” de las grandes superficies sobre el precio de los productos hortofrutícolas y la necesidad de establecer controles de fronteras que sometan a escrutinio las importaciones de terceros países, incluso si se trata de importaciones realizadas por empresas nacionales, para impedir la manipulación del etiquetado y su venta como productos nacionales, pidiendo a los políticos que actúen legislando en sus respectivas Administraciones “y no vengan a hacerse la foto a la manifestación”, y sobre todo, exigiendo “respeto al agricultor” y haciendo un llamamiento a la “unidad de acción”. Una unidad de acción y un respeto a los agricultores que parecieron verse truncados cuando llegó el turno de que Joaquín López Rodríguez, alias Bernabé, presidente de la Unión de Agricultores Independientes, hiciese sus declaraciones; momento en que el resto de organizaciones agrarias hicieron al representante de los agricultores el vacío, invitando a los medios de comunicación a no atenderlo en la que había sido “su convocatoria”, iniciando la marcha de la manifestación cuando Bernabé aún se encontraba explicando el punto de vista de los agricultores a los pocos medios de comunicación que se dignaron a recoger sus palabras.
Un hecho que recuerda al “todo por el pueblo pero sin el pueblo” del despotismo ilustrado europeo del siglo XVIII, y que motivó que el dirigente de los agricultores independientes se erigiese en un montículo y comenzase a expresar las reivindicaciones de los agricultores, con voz propia, sin intermediarios, y que la marcha de la manifestación se dividiese en dos, en sus inicios, quedando la mayor parte de los miles de manifestantes, expectantes de la que parecía ser ‘la verdadera voz del agricultor’, y pese a que más adelante se juntasen las dos mitades de la manifestación, entre pitos a las organizaciones agrarias tradicionales, quedase patente la desunión que subyace en torno a un sector que ayer logró pararse al 100%, secundado por alhóndigas, cooperativas y empresas de la industria auxiliar, y que ha perdido la confianza en los que tradicionalmente les han representado, al continuar con un problema estructural que vienen padeciendo desde hace años y para el que aún no se ha logrado solución, y que ha tenido que levantarse y salir a la calle, con la esperanza de que aún no sea demasiado tarde, parando sus invernaderos, para asegurar la supervivencia del modelo Almería.
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