La consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica de la Comunidad Valenciana, Mireia Mollà, ha expresado su satisfacción ante la decisión de la Comisión Europea de reconsiderar la prórroga de las medidas arancelarias sobre las conservas de cítricos procedentes de China.
Mollà, que visitó ayer las instalaciones de Agriconsa en Algemesí (Valencia), una cooperativa dedicada al procesado de naranjas y mandarinas, señaló la importancia "imprescindible" de este sector complementario al de la producción citrícola para la Comunitat Valenciana, así como la necesidad de mantener las cláusulas que lo protegen de la competencia desleal.
El documento de la Comisión justifica la investigación en la presencia de "elementos de prueba suficientes que apuntan a que, debido a la existencia de distorsiones significativas que afectan a los precios y los costes, la utilización de los precios y los costes internos del país afectado es inadecuada".
Las autoridades europeas aceptan así la solicitud presentada por la Federación Nacional de Asociaciones de Transformados Vegetales y Alimentos Procesados (Feneval), ante la expiración de las actuales medidas antidumping sobre los cítricos chinos en conserva que, de acuerdo con la resolución europea, "acarrearía la continuación del dúmping o la reaparición del perjuicio para la industria de la Unión".
La reconsideración deja sin efecto la retirada de los aranceles, que estaba prevista para el pasado día 12 de diciembre. La Comisión anunciará, en el plazo estimado de entre 12 y 15 meses, si mantiene o no los aranceles que equilibran los costes de producción, una decisión clave para la Comunidad Valenciana, ya que es una de las principales productoras de este tipo de conservas.
Mollà aseguró "dar la batalla, allí dónde se están decidiendo las cosas importantes para nuestra agricultura, para que se apliquen las cláusulas de salvaguarda". Una lucha que se extiende también a la amenaza fitosanitaria.
En esta línea la consellera remitió la semana pasada una carta a los comisarios europeos de Agricultura y Comercio para pedir controles más rigurosos en los puertos de entrada para impedir el contagio de plagas y enfermedades como la mancha negra o la falsa polilla.