La Asociación Española de Exportadores e Industriales de la Aceituna de Mesa (Asemesa) se suma a las distintas asociaciones agroalimentarias y de la distribución en contra de la implantación del nuevo impuesto al plástico, que entrará en vigor este uno de enero, y que supone un nuevo varapalo para el sector de la aceituna negra española.
Asemesa secunda la petición de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) para retrasar la entrada en vigor del Impuesto a los envases de plástico no reutilizables, y se insta a que no se adopte ninguna medida regulatoria o fiscal que añada más cargas imposibles a un sector que lleva un año luchando contra los elementos.
Qué sucede con el impuesto al plástico
Esta postura responde a la necesidad de actuar ante la premura para implantar el impuesto en nuestro país, sin tener en cuenta la situación económica actual. De hecho, España es el único país europeo que contempla la entrada en vigor de un impuesto de este tipo a partir del próximo 1 de enero, lo que supone pérdida de competitividad, sobrecostes para los productos, repercusión directa en las exportaciones y un coste económico difícil de asumir para las empresas.
La sorpresa está en que la mayoría de los estados miembros no han optado por medidas fiscales en la legislación de economía circular, incluso Italia que llegó a regularla sigue posponiendo su entrada en vigor consciente de la situación económica actual.
Recordamos que Asemsa se encuentra aún inmersa en una lucha titánica por tratar de paliar los efectos devastadores de los aranceles impuestos por EEUU a la aceituna negra española.
Desde que comenzara esta pesadilla arancelaria, con las primeras tasas impuestas a la aceituna negra en agosto de 2018, el sector acumula unas pérdidas en exportaciones de 170 millones de euros.
A las pérdidas en EE.UU. se suman las producidas por la invasión de Ucrania por Rusia ya que esa zona es también uno de los principales destinos de la aceituna española habiéndose perdido exportaciones por una cantidad similar a la pérdida por los aranceles a EE.UU, alrededor de 60 millones de euros en cómputo anual.