El sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos -COAG- de Andalucía ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para fomentar la compra directa de miel a los apicultores andaluces.
Y es que, ante el fraude masivo detectado por las autoridades europeas en las importaciones de miel, comprar directamente a los apicultores y apicultoras o a través de canales cortos de comercialización y pequeño comercio, es la mejor garantía de autenticidad y calidad de la miel.
“Se trata de una compra que, además de estar garantizada, es responsable, ya que permite una correcta polinización de nuestra rica y variada flora silvestre y de nuestros cultivos; y genera empleo y actividad económica en nuestras zonas rurales”, ha afirmado Antonio Vázquez, responsable del sector apícola de COAG Andalucía, que hoy ha comparecido en rueda de prensa para presentar la campaña informativa de y fomento de la venta directa de miel.
Así, el sector apícola de COAG Andalucía pone a disposición de la ciudadanía un listado (coag.org/apicultura) con decenas de apicultores de toda España que hacen venta directa.
Fraude a gran escala
El último informe publicado por la Comisión Europea junto con la OLAF (Oficina Europea de Lucha contra el Fraude), el JRC (Centro Común de Investigación de la Unión Europea) y la DG SANTE (Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea), en el que se presentan los resultados de un plan de controles llevado a cabo en frontera a cientos de muestras de importaciones de miel durante 2021 y 2022 es demoledor: un 46% de las muestras europeas analizadas fueron fraudulentas y un 66% de las empresas importadoras controladas tuvieron, al menos, un resultado positivo.
En el caso de España, los porcentajes se elevan a un 51% de importaciones con producto fraudulento y un 85% de empresas importadoras con, al menos, un resultado positivo.
En este sentido, COAG lleva años haciendo un seguimiento exhaustivo del mercado de la miel y las importaciones realizadas por la industria española y europea, y advirtiendo de que el precio de determinados productos importados y comercializados en España es incompatible con su etiquetado como “miel” en el mercado.
Esta investigación de la Comisión viene a confirmar nuestras sospechas y advertencias: que la presencia masiva de siropes y sucedáneos de miel llevan años distorsionando el mercado y presionando artificialmente los precios de la miel española a la baja.
“Esta es una realidad inasumible para un sector que está apostando, cada vez más, por las producciones sostenibles y de calidad, así como por adaptarse a unos efectos del cambio climático devastadores para las abejas y para nuestra actividad”, ha declarado el responsable de sector apícola.
Hay que destacar que los países europeos (o, mejor dicho, sus grandes industrias importadoras y empresas de distribución alimentaria), llevan décadas importando un producto que, en su mayoría, no es miel. Este producto, que las empresas compran a un precio tan bajo que lo convierte en incompatible con la posibilidad de que se trate de miel, se mezcla, envasa y vende en gran volumen en los lineales de nuestros supermercados, hipermercados y grandes superficies identificado como miel y, en su inmensa mayoría, bajo marca blanca.
Ante este escenario, desde COAG se reclama al Gobierno español y la UE actuaciones para poner coto al coladero que se han convertido nuestras fronteras: en primer lugar, validando rápidamente las técnicas analíticas utilizadas por la Comisión en esta investigación (en la Unión Europea y sus Estados Miembros); posteriormente, aumentando los controles a las importaciones en los Puntos de Inspección Fronteriza (PIFS) y creando un Centro Europeo de Referencia para la Miel que permita llevar a cabo las actuaciones necesarias para proteger del fraude a los consumidores y consumidoras de miel y al sector apícola europeo.
A pesar de que COAG celebra que por fin se vaya a obligar a reflejar en las etiquetas de toda Europa el listado de países de los que proviene la miel comercializada (con sus respectivos porcentajes), es consciente de que no podemos esperar que esta modificación de la Directiva de la Miel vaya a solucionar un problema cuya raíz estructural no se está pudiendo o queriendo abordar, tanto por su envergadura (la mitad de las importaciones de miel de la UE son sospechosas de ser fraudulentas, según la reciente investigación From The Hives de la Comisión Europea), como por la complejidad política, técnica y normativa que implica cuestionar el comercio internacional.