Los productos fitosanitarios, o pesticidas de síntesis, han hecho posible en las últimas décadas que muchos cultivos, tanto convencionales como ecológicos, sean viables, porque eliminan sus plagas. Sin embargo, son mezclas químicas que pueden representar riesgos para la salud humana y la biodiversidad. Por ello, hace tiempo que Europa se encamina hacia la sustitución de estos productos por alternativas más naturales y sostenibles. En la cuenca Mediterránea, a lo largo de los últimos cuatro años, un consorcio internacional de 23 entidades, bajo el nombre de NOVATERRA y liderado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), ha investigado cómo combinar diferentes estrategias para reducir el uso de fitosanitarios en las plantaciones de viña y olivo, que en Cataluña representan prácticamente una de cada cinco hectáreas de cultivo. Los resultados, presentados esta semana, demuestran que, integrando el uso de productos naturales con tecnologías de precisión y con una mejor gestión del suelo, se puede reducir significativamente el uso de pesticidas de síntesis sin perder rendimiento ni calidad.
NOVATERRA ha incluido ensayos en fincas de España, Portugal, Francia, Italia y Grecia. “Primero, hemos probado las diferentes estrategias por separado. Después, a lo largo del último año, hemos escogido unas cuantas fincas en las que integrar estas estrategias. Y se ha demostrado que es factible reducir el uso de fitosanitarios desde una mirada holística”. Lo explica Luis Asín, jefe del programa de Fruticultura del IRTA.
Para su ejecución, el proyecto ha contado con un presupuesto de más de 5,5 millones de euros, de los cuales 4,8 procedieron de una ayuda de la Comisión Europea a través del programa Horizon2020 (referencia: GA 101000554).
La experiencia de NOVATERRA se ha presentado estos miércoles y jueves en las instalaciones del IRTA, en Caldes de Montbui, así como en una finca del espacio comunitario Agròpolis y en la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). A las jornadas han asistido unas ochenta personas, entre ellas representantes de las empresas, universidades y centros de investigación participantes del consorcio internacional, así como agricultores catalanes de olivo y de viñedo que ya valoran aplicar estas estrategias en las próximas campañas.
Microorganismos, nanopartículas, feromonas y capturas masivas
Las estrategias estudiadas por NOVATERRA se pueden dividir en tres ámbitos. El primero es el uso de productos que no sean pesticidas de síntesis. Es el caso de los llamados agentes de biocontrol, organismos que compiten contra quienes causan las plagas o enfermedades. También, se han evaluado formulaciones basadas en nanopartículas de cobre o azufre, una tecnología fungicida bastante reciente que es muy eficiente gracias a su tamaño microscópico. Otro ejemplo son las feromonas sin microplásticos y degradables, que se usan para confundir sexualmente a los insectos causantes de las plagas y así evitar que los machos encuentren a las hembras para reproducirse. Por último, se ha probado la captura masiva mediante el uso de unas trampas que atraen a las plagas.
Agricultura de precisión
El segundo ámbito de actuación de NOVATERRA ha sido el de la agricultura de precisión. Se ha probado maquinaria que aplica el producto fitosanitario solamente donde hay cultivo, evitando verterlo en espacios vacíos y adaptándose al volumen de la planta. Asimismo, los investigadores han evaluado un sistema de visión inteligente que, mediante unos sensores instalados en los tractores u otra maquinaria, detecta la presencia de síntomas tempranos causados por plagas o enfermedades. Estas y otras tecnologías de precisión buscan reducir significativamente el uso de fitosanitarios.
Gestionar mejor el suelo
Aplicar productos naturales y utilizar tecnologías de precisión es más sencillo si el suelo está bien preparado. Esta es la tercera estrategia que ha examinado NOVATERRA. Así, se ha estudiado el uso de infraestructuras ecológicas: zonas cerca o dentro de la fila de la plantación donde se cultivan plantas que son refugio de los enemigos naturales de los organismos causantes de las plagas. También, se ha analizado el uso de un robot que contribuye al control de las malas hierbas para mejorar la diversidad y el ahorro de agua.
Futuro: Extenderlo a más cultivos
Combinarlo todo está resultando ser la manera de hacer camino hacia la reducción del uso de los fitosanitarios. A pesar de que Europa ha dado este año un paso atrás ante la presión del sector, este camino se basa tanto en la optimización de la aplicación de los pesticidas de síntesis como en la optimización del uso del agua, los fertilizantes o la energía. Es así como se podrá conseguir mayor sostenibilidad económica, medioambiental y social. Y es por ello que el IRTA, en proyectos futuros, tiene previsto ampliar estas investigaciones a más tipos de cultivos.