Los bajos precios y el incremento de los costes amenazan la rentabilidad de los cultivos herbáceos de secano, que han experimentado un progresivo retroceso en nuestro país y han perdido superficie en favor de los cultivos leñosos. Por ello, y ante la preocupación de los agricultores, desde ASAJA-Sevilla estamos desarrollando distintos proyectos innovadores que persiguen mejorar la rentabilidad y la sostenibilidad de estos cultivos y cuya divulgación a los agricultores ha centrado gran parte de la 39ª edición de nuestra Jornada de Cultivos Herbáceos, celebrada ayer en Carmona, donde también se informó sobre el comportamiento de las distintas variedades de cereales en la presente campaña, así como sobre la situación y las perspectivas de mercado.
El encuentro, que contó con la colaboración de la Fundación Caja Rural del Sur, ASEGASA, Syngenta y de los grupos operativos Sembrando Biodiversidad, Girasoil y DS4Canola, así como con el apoyo financiero de las ayudas al funcionamiento de los grupos operativos de la Asociación Europea para la Innovación (AEI), fue inaugurado por el secretario general de ASAJA-Sevilla, Eduardo Martín, quien recordó que “en los últimos diez años casi 550.000 hectáreas que estaban sembradas en España de cereales o de oleaginosas se han sustituido por olivar, almendro o pistacho, entre otros cultivos leñosos, y la gran causa es la pérdida de rentabilidad”.
Como recordó Martín, “afortunadamente este año ha llovido y la producción será mayor, pero este incremento también ha ido aparejado a unos mayores costes de producción”. Por ello, recordó que “no puede haber sostenibilidad ambiental y social en estos cultivos si no hay también sostenibilidad económica para el productor”.
La importancia de las semillas certificadas
En la misma línea se pronunció el técnico especialista del IFAPA Rancho la Merced, Alejandro Castilla, quien aseguró que “este sector es una empresa y, como tal, tiene que tener rendimientos económicos para hacer posible esa sostenibilidad, que es el pilar en el que se basa la normativa ‘Farm to work’ y el camino por el que nos va guiando Europa”. “Para 2030 se deben aplicar técnicas de agricultura ecológica en el 25 % de las tierras agrícolas y el uso de productos químicos y ciertos pesticidas agrícolas debería disminuir en un 50 %”, recordó.
Otro de los grandes retos a los que nos enfrentamos especialmente en Andalucía es el del cambio climático. Como explicó Castilla, “de aquí a 2100 la temperatura máxima en Andalucía subirá 4,4 grados y habrá 26 días menos de lluvia al año, lo que cambiará nuestra forma de producir, nuestras fechas de siembra y los patógenos que nos afectarán”. Y esto último será precisamente otro de los retos a afrontar: la aparición de plagas y enfermedades, que traerán los cambios de temperatura y de humedad. “El mosquito del trigo es la principal amenaza, ya que puede causar efectos devastadores en muy poco tiempo y su frecuencia de aparición, al subir la temperatura media, es cada vez mayor sin que existan tratamientos químicos para enfrentarla” aseguró. “Otra de las enfermedades es la roya negra, la más agresiva de las royas, cuya aparición antes era anecdótica y se detectaba cuando ya no afectaba la cosecha, pero desde hace cuatro años, aparece cada vez antes; este año se detectó por primera vez en enero”, afirmó Castilla.
Ante estos retos, Castilla afirmó que es “muy importante contar con variedades con resistencia genética a estas enfermedades y conocer el comportamiento de cada una de ellas para elegir cuál sembrar y cómo poder afrontar los posibles problemas, por lo que la semilla certificada es la solución tecnológica más sostenible que hay”.
DS4Canola: agricultura de precisión
En el encuentro se abordó además la situación de la colza, un cultivo al alza en la última década y de excelentes características organolépticas, que busca también avanzar en la sostenibilidad y para el que la agricultura de precisión puede ayudar a mejorar la rentabilidad de muchas explotaciones, como aseguró el catedrático de la Universidad de Sevilla Manuel Pérez, quien presentó el proyecto DS4Canola, con el que se espera poder contribuir con este objetivo. En concreto, dicho proyecto propone un nuevo modelo de producción de aceite de colza sostenible, en el que se avance en el conocimiento de los productores con una mayor adaptación a los ciclos de rotación y a las condiciones necesarias para su manejo y transformación.
El proyecto, que se desarrolla en tres parcelas de estudio (Castilleja del Campo, Chucena y Coria del Río), permitirá implementar un sistema de ayuda automática a la toma de decisiones agronómicas, así como los algoritmos agronómicos que faciliten la parametrización de los momentos idóneos para siembra, abonado, actuaciones frente a malas hierbas o plagas y cosecha. Asimismo, el proyecto está diseñando un sistema de trazabilidad digital del aceite de colza para impulsar una veraz sostenibilidad del cultivo, reduciendo su impacto medioambiental y tratando de superar la actual barrera de desconfianza sobre el producto final derivada de la crisis sanitaria de los años 80.
Girasoil: agricultura de conservación
Por su parte, el ingeniero agrónomo y coordinador del proyecto Girasoil, Manuel Gómez, se ocupó de esta oleaginosa que, como informó, ha visto descender su superficie en 2023 a 716.441 ha (199.247 ha en Andalucía), frente a las 854.984 ha de 2022, (249.716 en Andalucía). Por tanto, como explicó Gómez “el girasol es un cultivo que en la actualidad se mantiene en un segundo plano con respecto a los cereales y es por eso que hay que trabajar para potenciarlo mediante la siembra directa, ya que es un cultivo importante y necesario incluir en los ecorregímenes de rotación de cultivos y siembra directa P3 y P4”.
Sólo el 6% de las 854.984 ha de España en 2022 estuvieron cultivadas en siembra directa (en Andalucía 15.261 ha). Pese a tratarse de una práctica innovadora, se dispone de menos experiencia y su implantación en el cultivo de girasol bajo las condiciones edafo-climáticas que se dan en Andalucía presenta algunas dificultades, principalmente en la nascencia de la planta. Por ello, el objetivo general del proyecto Girasoil, como explicó Manuel Gómez, es generar un mayor conocimiento del cultivo de girasol en siembra directa, así como aportar soluciones para mejorar la competitividad del sector agrario andaluz en un escenario de cambio climático, en el que es importante aumentar la resilencia del sistema.
Como objetivos específicos, el proyecto se plantea dar soluciones tanto desde el punto técnico en campo como formativo. Para ello se analizarán en campo diversas alternativas para la mejora de la nascencia del cultivo mediante la adaptación de la maquinaria y métodos de agricultura de conservación (laboreo en bandas, barredoras de rastrojo, adaptación de sembradoras a condiciones de suelos muy arcillosos, …), así como evaluar el balance económico, de carbono y de energía para demostrar la viabilidad económica y ambiental del cultivo.
Sembrando biodiversidad: márgenes multifuncionales
En el encuentro se abordó también la implantación de márgenes multifuncionales en cultivos herbáceos de secano, una experiencia en la que ASAJA-Sevilla lleva varios años trabajando. Como introdujo el ingeniero agrónomo y colaborador del IFAPA Miguel Ángel Repullo, “la erosión de los suelos, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad tienen un impacto directo que está afectando a la agricultura, pero la agricultura también puede ayudar a revertir estos procesos, gracias a la implantación de cubiertas vegetales, a la siembra directa y a los márgenes multifuncionales”. Para contribuir con este objetivo se puso en marcha el proyecto Sembrando Biodiversidad en Andalucía, que persigue sentar las bases para implantar y monitorizar márgenes multifuncionales en el marco de los nuevos ecorregímenes de la PAC 2023-2027, contribuyendo a mejorar el diseño de las medidas relacionadas tanto con los márgenes de biodiversidad como con otras medidas destinadas a la conservación de la biodiversidad en espacios agrarios.
El grupo operativo inició sus trabajos en la campaña agrícola 2021-2022, cuando se puso en marcha la red inicial de las tres explotaciones colaboradoras, situadas en Osuna, Lebrija y Alcalá de Guadaíra, y donde se han venido sembrando desde entonces los distintos tipos de márgenes objeto de estudio. En estas fincas se está llevando a cabo la monitorización de los márgenes mediante detección remota y se están desarrollando los trabajos para determinar el grado de implantación de la flora en los márgenes y su efecto sobre la biodiversidad de nematodos, el secuestro de carbono en suelo (0-30 cm) con respecto al cultivo y su extrapolación a escala de municipio, y se está trabajando para determinar qué mezcla de semillas es más efectiva por localidad.
InterraScan: agricultura de precisión
Asimismo, en la jornada se presentaron algunas de las herramientas que “permiten hacer posible una agricultura de futuro y más sostenible”, como aseguró la técnica de nuevas soluciones de Syngenta, María del Mar Moreno, quien presentó Cropwise, “la plataforma de agricultura digital de Syngenta que conecta todas las soluciones y servicios para acompañar a agricultores y técnicos a lo largo de toda la campaña agrícola, optimizando el manejo de sus cultivos y mejorando la gestión de las explotaciones agrícolas”.
De entre estas soluciones, Moreno informó sobre la nueva tecnología de precisión InterraScan, “un servicio de mapeo de suelos con una resolución muy alta que permite un uso más preciso de los insumos, una productividad optimizada y una salud del suelo a largo plazo”. Esta herramienta, como explicó Moreno, “permite a los agricultores conocer la textura, los nutrientes y el contenido de carbono de sus suelos a través de 27 capas de información que simplifican la toma de decisiones para una agricultura más rentable y sostenible”.
Mercado de cereales y oleaginosas
Y, por último, el especialista en el comercio de cereales y oleaginosas y socio de la compañía Northstar Brokerage Commodities Pedro Villa, expuso la situación actual y las perspectivas del mercado de cereales y oleaginosas. Villa destacó la “absoluta irregularidad y variabilidad” en la producción de cereales, que este año alcanzará en España 20,09 millones de t: “En 2020 vivimos una campaña histórica, con 27,59 millones de t, pero en 2023, una de las peores, con 10,38 millones de t; esto es así, debido a la climatología, y debemos jugar con ello”. “Pese a que este año ha remontado la producción, sigue sin ser suficiente porque España es un enorme productor de piensos compuestos (36,22 millones de t en 2023), el primero de la UE, luego mientras tenemos una producción caótica, nuestro consumo es rotundo”, aseguró.
Por variedades, en trigo blando, el socio de Northstar aseguró que “aunque el balance producción española es muy bueno, con 6,7 millones de t, seguirá sin ser suficiente, ya que sólo para alimentación animal hacen falta 6,4 millones de t; España necesitará importar casi 5 millones de t de trigo blando”. En trigo duro, en cambio la situación es más positiva, la producción será de 950.000 t y sólo se necesitará importar 100.000 t.
En maíz la producción será de 3,5 millones de t, lo que obligará a importar cerca de 9 millones de t, mientras que en cebada el balance será más correcto, con 8,5 millones de t, aunque se necesitarán importar cerca de 2 millones y medio. “Por todo ello habrá que asomarse al mercado internacional, en el que las cotizaciones internacionales de los cereales no son altas y se están moviendo en torno a los 200 euros por tonelada”.
Respecto al balance de producción y consumo de trigo mundial, Pedro Villa puso de relieve que, pese a que en los últimos años el trigo ha ido aumentando su producción (790 millones de t en esta campaña), el consumo también lo ha hecho (798 millones de t), lo que es preocupante, porque cada año tenemos menos stock y de los 252 millones de t de stock final que quedan de trigo, 132 t están en China”. En cuanto al maíz, “está casi ajustada la producción (1.220 millones de t) y el consumo (1.222 millones de t), pero 212 millones de t de los 310 millones del stock final los tiene China”.
Respecto a las oleaginosas, la producción del girasol en España será de 850.000 t y la de colza, 200.000 t. “El girasol necesitará importar 300.000 t, dado que el consumo actual es de 1.150.000 t; en colza se necesitarán importar 100.000 t, mientras que en soja, con una producción de sólo 7.000 t, tendremos que importar 3,5 millones de t”, explicó Villa.
En cuanto a los aceites vegetales, Pedro Villa explicó que en España somos los líderes mundiales en producción, con una media de 1.200.000 t de aceite de oliva, 580.000 t de soja, 480.000 t de girasol y 95.000 t de colza. En cuanto al consumo, el aceite de girasol ha pasado de un consumo anual en 2020 de 859.000 t a 1.037.000 t en 2023, dado el descenso del consumo en el aceite de oliva (de 635.000 t a 444.000 t en el mismo periodo) debido a la subida de los precios.
Respecto a la colza “la producción es inferior a la del año pasado, que fue de 20 millones de t en la UE-27, y este año es de 18,3 millones de t; el horizonte por tanto es algo más tenso y eso se refleja en los precios de la semilla de colza, que se están cotizando a más de 500 euros por t en los últimos días”.
En girasol la previsión de cosecha mundial es de 60 millones de t. Ucrania no ha recuperado aún su producción habitual desde la guerra, aunque Rusia sí ha incrementado su producción desde entonces. La producción de girasol será holgada y tendremos 3,83 millones de t de stock en agosto, cuando el año pasado tuvimos el doble, luego hay girasol pero hay que tener en cuenta que cada año tenemos menos stock”.
Acto de clausura
La jornada fue clausurada por el primer teniente de alcalde de Carmona, Ramón Gavira, y por el secretario general de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Junta de Andalucía, Manuel Gómez Galera, quien aseguró que “desde la Consejería se seguirá trabajando por una agricultura competitiva y rentable”.