EL OLIVAR Y LA LUCHA CONTRA LA EROSIÓN 1. La Degradación Del Suelo En La Comunidad Valenciana |
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1. LA DEGRADACIÓN DEL SUELO EN LA COMUNIDAD VALENCIANA
La degradación del suelo es un proceso complejo en el cual una serie de factores, naturales y antrópicos, provocan la pérdida o disminución de la capacidad productiva del edafosistema. Un conjunto de procesos (erosión hídrica, salinización, alcalinización, contaminación, compactación subsuperficial, encostramiento o cementación de la superficie, etc.) deteriora las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos y, a pesar de constituir un problema localizado en lugares específicos, sus consecuencias se propagan más allá del núcleo original, dañando ambientalmente a otras porciones del territorio.
Las peculiares condiciones biofísicas mediterráneas inciden, decisivamente, en la degradación edáfica (López Bermúdez y Albadalejo, 1990; Cruz, 1993; Rubio y Sanroque, 1990; Rubio y Calvo, 1996):
Con estas características biofísicas, una utilización errónea del medio acelera los mecanismos y procesos de reducción de la productividad del suelo que conducen a diferentes tipos de degradación edáfica: biológica (disminución del contenido en materia orgánica existente en el suelo y descenso o deterioro de la actividad biológica), física (encostramiento, cementación o impermeabilidad de la superficie y compactación subsuperficial), química (lixiviación de bases y contaminación por metales pesados o productos fitosanitarios), exceso de sales (salinización y alcalinización), erosión eólica y erosión hídrica (Ortiz, 1990).
La degradación del medio edáfico, entendida como el proceso de disminución, cuantitativo y cualitativo, de la capacidad productiva actual y potencial del recurso suelo (FAO-PNUMA-UNESCO, 1980) puede ocasionar la ruptura del equilibrio ecológico e iniciar, en última instancia, la desertificación del territorio (Rubio, 1987; Rubio y Sanroque, 1990; Sánchez, 1994). En la Comunidad Valenciana los procesos de degradación más extendidos y con mayor repercusión agronómica y ambiental son, en orden de importancia, la erosión hídrica, la salinización y la contaminación. Otros tipos de degradación que también afectan a nuestros suelos son la deshumificación, el encostramiento superficial o la compactación subsuperficial, la alcalinización y, sobre todo, la ocupación de las tierras ("asfaltización") consecuencia de la urbanización, industrialización o el establecimiento de infraestructuras, especialmente en el litoral. Este último proceso provoca, la mayoría de las veces, la pérdida irrecuperable de la capacidad productiva de los suelos, afectando, en muchas ocasiones, a los más fértiles, aquellos que presentan unas características idóneas para el uso agrícola.
2. LA EROSIÓN HÍDRICA DEL SUELO EN LA COMUNIDAD VALENCIANA
La erosión es la manifestación fenomenológica de una multitud de procesos, cada uno de los cuales posee una problemática propia con vistas a su cuantificación. El resultado final es el mismo: la pérdida de suelo, visible en un gran número de tierras de la Comunidad Valenciana, cuyos suelos han estado sometidos, secularmente, a una prolongada e intensa presión humana. Sin embargo, actualmente resulta imposible elaborar un producto único que aborde con precisión todos los mecanismos implicados.
En las tierras de la Comunidad Valenciana la erosión hídrica es el responsable fundamental de la degradación del recurso edáfico, constituyendo el principal problema ambiental. Este proceso representa, sin lugar a dudas, la forma más completa e integral de degradación: además de la pérdida física del suelo, elimina los horizontes humíferos, reduce la capacidad de reserva de nutrientes y agua útil para las plantas, disminuye el volumen efectivo para el desarrollo radicular, etc.
En un proyecto de investigación ("Capacidad de Uso del Suelo como Recurso Natural en la Comunidad Valenciana") realizado para la Dirección General de Urbanismo y Ordenación Territorial de la Consellería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes (Antolín et al., 1998) se ha establecido cuantitativa y cualitativamente el grado de erosión (pérdida de suelo en función de las condiciones ambientales actuales) y la erosión potencial (pérdida probable considerando la desaparición de la cobertura vegetal existente) en todas las unidades ambientales establecidas en la Comunidad Valenciana, aportando un tipo de información básica para poder adoptar una política de conservación de los suelos que permita usar racionalmente este recurso natural.
El estudio cuantitativo de la pérdida de suelo por erosión hídrica superficial se ha realizado aplicando uno de los métodos más utilizados y aceptados: la Ecuación Universal de Pérdida de Suelo -U.S.L.E.-, adaptada a las características ambientales mediterráneas por Rubio et al. (1984) y, en algunos aspectos, por Antolín et al. (1998). Esta ecuación empírica valora y cuantifica los parámetros implicados directamente en la erosión hídrica: R (erosividad de la lluvia), K (erosionabilidad del suelo), L (longitud de la pendiente), S (ángulo de la pendiente), C (cultivo) y P (prácticas de conservación), expresando la pérdida media de suelo en Tm/ha/año (A) que aporta un valor que constituye el grado de erosión. La valoración cualitativa se ha efectuado a partir de los aspectos morfológicos originados por el proceso de erosión.
Las principales conclusiones obtenidas en el estudio que se ha indicado con anterioridad son las siguientes:
Porcentaje de erosión actual en la Comunidad Valenciana (Antolín et al., 1998).
Porcentaje de erosión potencial en la Comunidad Valenciana (Antolín et al., 1998).
Las pérdidas de suelo provocadas por procesos de erosión hídrica originan ecosistemas degradados y frágiles con sus correspondientes impactos en el ciclo del agua y, en general, en el entorno medioambiental. A medio y largo plazo aumenta las áreas deprimidas, con los consiguientes efectos económicos y sociales que ello representa.
Entre las consecuencias e implicaciones medioambientales más importantes de la erosión hídrica del suelo se encuentran las siguientes (López Bermúdez, 1996; López Bermúdez y Romero, 1998; Comisión Europea, 1998):
Estas consecuencias también tienen implicaciones socioeconómicas: Disminución de los rendimientos de los cultivos, descenso local de la productividad, pérdida de ingresos económicos, etc. Por tanto, el valor económico de la tierra disminuye, influyendo, a su vez, en posibles abandonos de tierras y cultivos y en el deterioro de las condiciones de vida de la población rural.
En España, el coste, en términos económicos, derivados de las pérdidas de suelo e incluyendo el acortamiento de la vida útil de los embalses, la pérdida de producción agraria y los daños causados por inundaciones, aunque es difícil de establecer, puede estimarse en 280 millones de ecus anuales. A esta cifra hay que incorporar el coste de rehabilitación para restaurar la cubierta vegetal, mejorar la capacidad de retención de agua y proteger el suelo que se estima en unos 3.000 millones de ecus a lo largo de 15 a 20 años (Comisión Europea, 1998).
3. AGRICULTURA Y EROSIÓN
En líneas generales, la agricultura ha contribuido decisivamente a la deforestación del paisaje agrario mediterráneo. Las transformaciones de suelos forestales en agrícolas modifican la respuesta hidrológica del suelo, intensificándose los procesos erosivos. La erosión hídrica actúa selectivamente, arrastrando las fracciones más finas del suelo (arcillas, materia orgánica y otras fracciones coloidales) provocando la pérdida de nutrientes, deteriorando la estructura, reduciendo la profundidad efectiva del suelo y disminuyendo la capacidad de retención de agua y nutrientes del medio edáfico. Estas consecuencias de los procesos erosivos provocan la disminución de la capacidad productiva del suelo. Además el descenso del contenido en materia orgánica y de la productividad, disminuyendo la cobertura vegetal y por tanto el papel protector que ésta ejerce sobre el suelo, refuerzan aún más los procesos erosivos (Colomer y Sánchez, 2001).
En estos momentos no existen estudios empíricos que evalúen la pérdida de suelo en tierras de olivar de la Comunidad Valenciana. En Andalucía, el problema de la erosión hídrica alcanza una gran importancia en zonas de olivar, pues pueden perderse entre 60-105 toneladas de suelo por hectárea y año (Laguna, 1989). El fenómeno está relacionado con factores climáticos (agresividad y concentración de las precipitaciones), topográficos (cultivos localizados en pendientes pronunciadas), edáficos (abundancia de suelos de textura arcillosa), litológicos (predominio de materiales blandos), y culturales, ligados a determinadas prácticas agrícolas (Rodero et al., 2000).
Evento |
pp (mm) |
Escorrentía (l/ha) |
Pérdida de suelo (k/ha) |
||||
No laboreo |
Cubierta vegetal |
Laboreo tradicional |
No laboreo |
Cubierta vegetal |
Laboreo tradicional |
||
1 |
20.7 |
10892.1 |
5754.2 |
507.8 |
1682.5 |
141.2 |
21.1 |
2 |
17.0 |
620.3 |
0.0 |
0.0 |
4.2 |
0.0 |
0.0 |
3 |
40.8 |
9546.3 |
1990.5 |
0.0 |
84.7 |
3.9 |
0.0 |
4 |
26.6 |
2674.8 |
248.7 |
0.0 |
5.0 |
0.6 |
0.0 |
5 |
27.9 |
3486.1 |
0.0 |
0.0 |
2.0 |
0.0 |
0.0 |
6 |
31.6 |
20041.1 |
10135.2 |
1611.1 |
3145.3 |
93.3 |
13.6 |
7 |
90.9 |
96732.7 |
96445.8 |
97450.5 |
4905.8 |
1086.1 |
757.6 |
8 |
37.9 |
65330.9 |
55295.6 |
46895.6 |
979.9 |
380.7 |
193.0 |
9 |
32.1 |
32914.1 |
19413.6 |
5726.5 |
330.7 |
49.5 |
4.4 |
10 |
6.3 |
1780.5 |
4483.2 |
0.0 |
0.7 |
0.7 |
0.0 |
11 |
16.9 |
41997.2 |
10450.4 |
0.0 |
1167.2 |
57.3 |
0.0 |
12 |
31.5 |
22808.9 |
10397.5 |
0.0 |
219.9 |
4.6 |
0.0 |
13 |
30.2 |
20537.0 |
6225.4 |
0.0 |
156.5 |
3.1 |
0.0 |
14 |
16.2 |
5720.8 |
871.2 |
0.0 |
14.0 |
1.1 |
0.0 |
15 |
42.2 |
35104.1 |
8581.8 |
0.0 |
966.3 |
24.1 |
0.0 |
16 |
58.3 |
54273.0 |
10457.4 |
1494.4 |
737.3 |
15.1 |
0.2 |
17 |
21.1 |
10431.9 |
1431.8 |
0.0 |
24.2 |
0.8 |
0.0 |
18 |
22.7 |
98150.8 |
31284.3 |
27017.1 |
28025.6 |
1557.6 |
9077.8 |
Pérdida de suelo y escorrentía en Lanjarón (Francia Martínez et al., 2000).
Estudios realizados en diferentes zonas de olivar en Córdoba (Rodero et al. 2000), Jaén (Iriarte, 2000) y Granada (Francia Martínez, 2000), concluyen que el manejo del suelo o el tipo de laboreo es un factor decisivo en la tasa de erosión hídrica. Los resultados de estos estudios indican que la cubierta vegetal (acolchado, restos de poda y vegetación espontánea) y el no laboreo, casi siempre, producen menores pérdidas de suelo. Por otro lado, como indica Iriarte (2000), en los suelos labrados se produce mayor infiltración y pérdida de suelo respecto a los suelos no labrados.
Entre líneas |
Bajo Copa |
|||
Volumen (l/m2) |
Sedimentos (g/m2) |
Volumen (l/m2) |
Sedimentos (g/m2) |
|
Sin labor |
1.33 |
11.13 |
0.45 |
4.61 |
Labor profunda, 1semana |
4.32 |
17.53 |
0.67 |
5.08 |
Labor profunda, 1mes |
3.58 |
14.67 |
0.64 |
4.94 |
Labor fina, 1 semana |
3.67 |
18.80 |
0.69 |
5.22 |
Labor fina, 1 mes |
2.74 |
16.66 |
0.52 |
4.97 |
Rulo, 1 semana |
5.93 |
20.29 |
0.75 |
5.98 |
Rulo, 1 mes |
5.07 |
15.11 |
0.59 |
5.35 |
Pérdida de suelo y escorrentía en la finca Santa Inés, Córdoba (Rodero et al., 2000).
A nivel de la cuenca mediterránea, y a partir de los datos generados por un estudio que compara el comportamiento de diferentes usos (cereales de secano, viñas, olivos, matorral y eucaliptos) en parcelas experimentales de España (Murcia y Almería), Portugal, Francia, Italia y Grecia, Kosmas et al. (1997) consideran que el cultivo de la vid crea las condiciones más favorables para la generación de escorrentía y pérdida de suelo, mientras que las tasas más bajas de escorrentía y erosión se presentaban en las parcelas con olivos, aunque hay que destacar que éstos se encontraban en condiciones seminaturales.
Uso del suelo |
E (t/km2 / año) |
Trigo |
17,6 |
Vid |
142,8 |
Eucaliptos |
23,8 |
Matorral |
6,7 |
Olivar |
0,8 |
Pérdida media de sedimentos para los diferentes usos del suelo (Kosmas et al., 1997).
Por último hay que tener en cuenta que el abandono de tierras en el ámbito mediterráneo no implica necesariamente una disminución de los procesos erosivos. Por el contrario, en ambientes semiáridos, el abandono de la actividad agrícola y de las prácticas tradicionales de conservación de suelos (por ejemplo, el mantenimiento de los muros de piedra de los bancales) en muchas ocasiones ha incrementado la acción de los procesos erosivos, ya que, unas precipitaciones escasas e irregulares, aunque de gran intensidad, y unos suelos generalmente pobres impiden una rápida colonización vegetal.
En áreas de montaña se ha comprobado que en campos abandonados en pendientes pronunciadas la disminución del grado de erosión dependerá de la eficacia de los procesos de colonización vegetal. En los escasos estudios realizados en la Comunidad Valenciana, Cerdà (1994) considera que el aterrazamiento, en campos abandonados de olivar, minimiza la pendiente y por tanto amortigua los efectos de uno de los principales factores implicados en los procesos erosivos. Por tanto, el aterrazamiento es positivo para el control de la escorrentía y la erosión, pero si no se conservan los muros de los bancales éstos se destruirán, perdiéndose el suelo acumulado durante años (Cerdà et al., 1995).
4. REFERENCIAS
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Cerdà, A. (1994) Arroyada superficial en terrazas de cultivo abandonadas. El caso del País Valenciano. Cuadernos de Geografía 56, pp. 135-154.
Cerdà, A.; Boix, C.; Soriano, M.D.; Calvo, A. & Imeson, A.C. (1995) Degradación del suelo en una catena sobre margas afectada por el abandono del cultivo en un ambiente semiárido. Cuaternario y Geomorfología 9 (3-4), pp. 59-74.
Comisión Europea (1998) El Medio Ambiente en la Unión Europea, 1995. Informe para la revisión del quinto programa de acción sobre el medio ambiente. Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, Luxemburgo, 151 pp.
Colomer, J.C. & Sánchez, J. (2001) Agricultura y procesos de degradación del suelo. En: Martín, F. (ed.), Agricultura y desertificación. Mundi-Prensa, Madrid, pp. 109-131.
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F.A.O.-P.N.U.M.A.-U.N.E.S.C.O. (1980) Metodología provisional para la evaluación de la degradación de los suelos. F.A.O.-P.N.U.M.A. Roma.
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Iriarte, A.; Simón, M.; García, I.; Barahona, E.; Ortíz, I. (2000) Propiedades hídricas de los suelos de olivar mediante simulación de lluvia. Edafología 7-2, pp. 67-74.
Kosmas, C. et al. (1997) The effect of land use on runoff and soil erosion rates under Mediterranean conditions. Catena 29, pp. 45-59.
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Ortiz, R. (1990) Mecanismos y procesos de degradación del suelo con especial referencia a las condiciones ambientales mediterráneas. En: J. Albadalejo, M.A. Stocking & E. Díaz (eds), Degradación y regeneración del suelo en condiciones ambientales mediterráneas, C.S.I.C., Murcia, pp 47-68.
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Carlos Añó y Mónica Peris
Dpto. de Planificación Territorial.
Centro de Investigaciones sobre Desertificación - CIDE (CSIC, UV, GV)