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EL RIEGO EN EL OLIVAR

1. Introducción
2. Necesidades Hídricas Del Olivo
3. Programación De Riegos
4. Factores Que Influyen En Las Necesidades De Agua De Riego Del Olivar
5. La Poda Y Las Necesidades De Agua Del Olivar
6. Bibliografía

 
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1. INTRODUCCIÓN.

El olivo es un árbol típico de clima mediterráneo, bastante tolerante a la sequía, por lo que tradicionalmente se ha cultivado en condiciones de secano ya que dispone de una serie de mecanismos morfológicos para dicho fin:

El olivo es una especie que puede cultivarse en secano en aquellas zonas donde la pluviometría media anual no sea menor de 400 o 500 mm. Cuando las precipitaciones caídas son muy inferiores a esta cantidad, se producen una serie de efectos en los procesos de crecimiento y producción del olivo, que se recogen en la tabla siguiente:

Tabla 1. efectos del déficit hídrico en los procesos de crecimiento
y producción del olivo (ORGAZ, F. & FERERES, E. 1999)
PROCESO PERÍODO EFECTO DEL DÉFICIT HÍDRICO
Crecimiento vegetativo Todo el año Reducción del crecimiento y del número de flores al año siguiente
Desarrollo de yemas florales Febrero-Abril Reducción del número de flores. Aborto ovárico
Floración Mayo Reduce la fecundación
Cuajado de frutos Mayo-Junio Aumenta la alternancia
Crecimiento inicial del fruto Junio-Julio Disminuye el tamaño del fruto (menor número de células/fruto)
Crecimiento posterior del fruto Agosto-Cosecha Disminuye el tamaño del fruto (menor tamaño de las células del fruto)
Acumulación de aceite Julio-Noviembre Disminuye el contenido en aceite del fruto

El periodo crítico en cuanto a necesidades de agua en el olivo se sitúa entre la prefloración y la maduración, que coincide prácticamente con el periodo de mayor escasez de lluvias.

Sin embargo, se ha comprobado como la producción del olivo aumenta considerablemente cuando recibe aportaciones de agua complementarias a la lluvia, especialmente en zonas y años de baja pluviometría.

Este hecho, unido a la sequía padecida en el primer quinquenio de los 90, ha llevado a un incremento espectacular de la superficie de olivar de regadío. Por otro lado, frente a otros cultivos alternativos, permite un máximo beneficio marginal del agua, así como un máximo beneficio social, siendo un cultivo que genera un gran empleo de mano de obra.

2. NECESIDADES HÍDRICAS DEL OLIVO.




Con la finalidad de poder hacer una primera aproximación sobre las cantidades de agua de riego a aportar a diferentes tipos de olivar, es importante explicar la metodología de cálculo de las necesidades, analizando los parámetros de la plantación que pueden modificar de forma significativa las cantidades de agua a aportar.

La programación del riego debe hacerse empleando la metodología propuesta por la FAO aportando mediante el riego (R) la diferencia entre la evapotranspiración máxima del cultivo (ETc) y la lluvia efectiva (Pe). El concepto evapotranspiración engloba las cantidades de agua que se pierden por evaporación desde el suelo, más que la que lo hace desde las hoja de la planta (transpiración).

La dotación de riego (R) cuando se emplee una instalación de riego localizado bien diseñada puede calcularse empleando la expresión, recomendándose regar en los períodos en los que ETc sea mayor que Pe: 

R = ETc - Pe

En los meses en que ETc - Pe < 0 el agua se acumula como reserva; en los meses en que ETc - Pe > 0 se produce consumo que es necesario suplir bien mediante agua del perfil o bien mediante el riego con la cantidad resultante.

La estimación de ETc para plantaciones adultas de olivar con volumen de copa y cobertura del suelo estable podría hacerse basándose en datos climáticos reales (semanales o quincenales), o en datos climáticos medios de varios años, sin que en este caso se cometa un grave error para la programación de riego en olivar, ya que la variabilidad interanual de ETc es relativamente pequeña, y el suelo, al tener una gran capacidad de retención, constituye un colchón de seguridad capaz de absorber pequeñas diferencias de cálculo.

Sin embargo, en el caso de la lluvia efectiva (Pe) no pueden emplearse cifras medias para la programación anual del riego, ya que la variabilidad interanual es muy grande. Para la estimación de la fracción de la precipitación lo correcto es medir la variación del contenido de agua en el suelo antes y después de dicha lluvia, lo que solo es posible en parcelas experimentales.

El método FAO propone la estimación de la evapotranspiración del cultivo (ETc) empleando la expresión:

ETc = Eto · kc

en donde ETo, denominada evapotranspiración de referencia, es la evapotranspiración de una pradera de gramíneas con una altura entre 8 y 10 cm que crece sin limitaciones de agua y fertilizantes en el suelo y sin incidencia de plagas o enfermedades, pero que puede estimarse en base a datos climáticos.

Con la fórmula de Hargreaves puede estimarse ETo con bastante precisión:

ETo = 0,0023 · Ra · (Tm + 17,8) · (Tmax - Tmin)1/2

donde Ra es la radiación expresada en mm/día. Tmax y Tmin son respectivamente la temperatura máxima y mínima mensual del aire, y Tm la temperatura media de ambas. 

El coeficiente kc es el denominado coeficiente de cultivo, que debe ser determinado experimentalmente, y que en olivo puede tomar valores comprendidos entre 0,55 y 0,65 según los diferentes meses del año, empleándose la cifra menor en verano siempre que se riegue por goteo y se desprecien las lluvias producidas en esta época.

El valor máximo de kc correspondería a los meses de primavera y otoño, en el que la superficie del suelo suele estar húmeda una buena parte del tiempo. En el caso del olivo, el kc no sólo depende del área foliar de la plantación, sino que también de las condiciones climáticas, ya que el árbol cierra estomas cuando la humedad relativa del aire es baja, independientemente, del contenido de agua del suelo.

En el cuadro siguiente se recogen los valores del coeficiente de cultivo kc para el cultivo del olivo en las regiones productoras más importantes del mundo. En el podemos observar que el valor medio de kc es de 0,6, aunque este valor varía ligeramente en función de la época del año, como hemos comentado anteriormente.

Tabla 2. Valores del coeficiente de cultivo kc para el olivo

(ORGAZ, F. & FERERES, E., 1999)

Localidad

Kc

Córdoba

0,45-0,65

Creta (Grecia)

0,6-0,75

California

0,55-0,65

California

0,75

Las estimaciones de ETc mediante la metodología descrita anteriormente, pueden ser válidas para olivares de gran desarrollo y con cobertura del suelo por la copa del árbol superiores al 50%, situación que no se presenta en la mayoría de las plantaciones. Para coberturas inferiores la estimación de ETc habría que hacerla mediante la expresión:

ETc = ETo · kc · kr

Al no disponerse de información para el caso del olivar, el coeficiente reductor kr podría estimarse de forma aproximada en base al porcentaje de superficie del suelo cubierta por la copa de los olivos (Sc):

Así este coeficiente de sombreo kr toma valores comprendidos entre poco más de 0 para un olivar recién plantado, hasta 1 para un olivar adulto e intensivo en condiciones de riego. Como kr no puede superar el valor de la unidad, la expresión anterior solo es aplicable para valores de Sc inferiores al 50 %.

El porcentaje de suelo cubierto (Sc) se calcula en función del diámetro medio de la copa de los olivos de la plantación a regar (D en metros) y de la densidad de plantación (N olivos/ha), aplicando la expresión:

3. PROGRAMACIÓN DE RIEGOS.

En el apartado anterior se ha indicado como determinar las necesidades hídricas de un cultivo de olivo, a continuación se exponen las técnicas de programación de riegos que nos permiten calcular cuándo regar y qué dosis aplicar para evitar un déficit hídrico y, por lo tanto, una reducción de la producción.

Uno de los métodos más extendidos para la programación de riegos es el balance de agua, mediante el que determinamos las variaciones del contenido de agua del suelo mediante la siguiente expresión:

ETC = PE + Hb – (He + Hp + ASt – ASt-1)

Donde AS es el contenido de agua del suelo (mm) al inicio (t-1) y al final (t) del período de tiempo considerado. Hb, PE y Etc son, respectivamente, las cantidades de riego neto, precipitación efectiva y evapotranspiración máxima de cultivo durante ese período. 

En la metodología anteriormente descrita no está prevista la utilización de la reserva (agua almacenada en el suelo durante el periodo lluvioso, otoño-invierno). Sin embargo, en cultivos como el olivar y en las condiciones de Andalucía (pluviometría 500 mm y suelos profundos y con una gran capacidad de retención), esta reserva puede cubrir el 50-60 % de las necesidades totales máximas, por lo que su utilización es muy recomendable en programación de riegos en especial en regiones con limitados recursos de agua o cuando éstos tienen un coste muy elevado.

Puede estimarse la reserva determinando el contenido de agua del suelo explorado por las raíces a fecha 31 de marzo (método gravimétrico, sonda de neutrones, etc.), época en la que es normal que ya se haya producido el 70% de la pluviometría total anual, planteándonos no agotar el perfil durante el período de riegos (primavera y verano) por debajo de un determinado nivel umbral, denominado nivel de agotamiento permisible (NAP), que podría definirse como el contenido de agua del suelo por debajo del cual es previsible que el cultivo empiece a reducir su tasa de transpiración y por tanto su crecimiento y producción.

El agua disponible (AD) para el cultivo se obtiene por diferencia entre la humedad a capacidad de campo (CC) y la humedad a marchitez permanente (PMP) mediante la expresión:

AD = Zr x (CC – PMP)

Donde AD se expresa en mm, CC y PMP en humedad volumétrica (cm3/cm3) y Zr es la profundidad del sistema radicular en mm, que suele considerarse de 1 metro.

Una vez determinada el agua disponible en el suelo, es posible calcular el NAP, como una fracción de la misma. En olivar puede deducirse que puede agotarse hasta un 75 % del agua disponible en el suelo sin que su producción se vea afectada.

El NAP no tiene un valor único, sino que para cada cultivo toma valores distintos, dependiendo del método de riego y de la demanda evaporativa de la atmósfera. Para el caso del olivo el NAP podría estimarse aplicando la expresión:

NAP = 0,75 x (CC - PMP) x Zr

Este agua podría consumirse como complemento al riego a lo largo de la estación, siendo recomendable programar su consumo en la época de máxima demanda (verano), de modo que los caudales manejados por hectárea sean mínimos, lo que permitirá que con el caudal disponible podamos regar una máxima superficie, así como abaratar las instalaciones de riego. 

Por último, para determinar el riego por árbol considerar el marco de plantación según:

R (l/olivo/día) = R (mm/día) · Superficie (m2/olivo)

4. FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS NECESIDADES DE AGUA DE RIEGO DEL OLIVAR.

Las necesidades potenciales de agua del cultivo (demanda evaporativa), dependen de la climatología y tipo de suelo de la zona, así como de la reserva de agua disponible a la salida del invierno. Estos parámetros son fijos a la hora de programar el riego. Sin embargo, para dichas características edafoclimáticas, el tipo de olivar (marco de plantación y tamaño de los árboles) influye sobre las necesidades totales, así como la producción media del olivar.

Al aumentar la densidad de plantación, para un determinado volumen de copa por hectárea, aumenta la superficie de suelo cubierta por la copa de los árboles (Kr), y por lo tanto aumentan las necesidades de agua del cultivo. También aumentará la capacidad productiva de la plantación.

Así, mientras que en olivares de más de 200 árboles/ha bien regados y poco podados, el kr estaría en torno a 1, en olivares tradicionales (60-80 árboles/ha) en condiciones de secano, el kr puede ser inferior a 0,5. Las localidades con clima más cálido poseen un ETo mayor, y las necesidades de agua son sensiblemente superiores a las de las zonas más frías. 

5. LA PODA Y LAS NECESIDADES DE AGUA DEL OLIVAR.

La poda permite regular el tamaño de los olivos, así como la cantidad de hojas o frondosidad de los árboles (índice de área foliar). Podas severas que reduzcan el volumen de la copa o su índice de área foliar permiten reducir las necesidades de agua del olivo al reducir el valor de Kr. Los ahorros de agua pueden ser importantes, del orden del 40%, al reducir el volumen de copa del olivar desde 10.000 a 8.000 m3/ha.

Pero esta reducción trae consigo una reducción de la producción del olivar. Este aspecto es muy importante ya que cuando se presentan años de sequía, los olivareros realizan tradicionalmente podas severas que de una forma muy drástica reducen el tamaño de los árboles, por lo que cuando se presentan años lluviosos o se dispone de agua suficiente para el riego, no se tiene los árboles con el tamaño que permite obtener el máximo potencial de producción, y son las grandes cosechas las que elevan el nivel medio productivo de las plantaciones.

Se aconseja realizar una poda con mayor aclareo de ramas finas que reduzca el área foliar, antes que reducir el esqueleto de la plantación (volumen de copa), pues aumentar la frondosidad del árbol es más rápido que aumentar el tamaño de los árboles.

6. BIBLIOGRAFÍA.

BARRANCO, D., FERNÁNDEZ-ESCOBAR, R. y RALLO, L. 1999. Cultivo del olivo. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 701 pp.
CUEVAS, J. 1998 (sin publicar). Guiones de Olivicultura. Universidad de Almería. Almería. 1998.
GUERRERO, A. 1994. Nueva olivicultura. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 273 pp.
MAS, J. El olivo como árbol ornamental. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. 1991.
ORGAZ, F. y FERERES. 1999. Riego. En: BARRANCO, D. 1999. Cultivo del Olivo. Ed. Mundi-Prensa. Madrid. 267-288.
PASTOR, M.; HIDALGO, J. y VEGA, V. 1997. Riego del olivar en la comarca de La Loma (Jaén). Vida Rural. Año IV nº 44. 34-40

       
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