La siembra del pepino (Cucumis sativus), puede realizarse mediante siembra directa sobre el suelo, o en semillero, en caso de que hubiera peligro de pérdidas en nascencia.
Cuando se realiza la siembra directa, es conveniente que la tierra se haya humedecido previamente, sin llegar a encharcarla, posteriormente se debe hacer un pequeño hoyo, donde se situará la semilla y por último se tapará con una pequeña capa de tierra o turba.
La semilla debe sembrarse, en la proximidad del gotero para mantener la humedad lo más estable posible. En condiciones normales, aproximadamente a los 5 días de la siembra, el 100% de las semillas estarán nacidas.
En la actualidad, por lo general, la plantación de pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) en invernadero, se lleva a cabo con plántulas procedentes de semillero, cuando estas tienen entre 2 y 3 hojas verdaderas.
Esta labor debe realizarse a primeras horas de la mañana o últimas horas de la tarde, para que la planta no se vea afectada por las altas temperaturas y la escasa humedad, presentes en las horas centrales del día.
Para el trasplante, se abren los hoyos y una vez colocado el cepellón se cubre de tierra y se da un riego que afiance las plántulas y facilite su arraigo.
El marco de plantación se establecerá en función del ciclo de cultivo. Por lo general, para cultivos tempranos de ciclo corto de primavera (hemisferio norte), los marcos suelen ser de 1,5 m x 0,4 m ó 1,2 m x 0,5 m, dando una densidad aproximada de 16.000 plantas/hectárea.
Si el cultivo es más tardío o se pretende alargar la producción cubriendo los meses de invierno (hemisferio norte), habrá que ampliar los marcos para reducir la densidad de plantación, con el fin de evitar la competencia por la luz y proporcionar mayor aireación al cultivo. En estos casos los marcos de plantación suelen ser de 2 m entre líneas y 0,4 ó 0,5 m entre plantas, o bien de 1,5 m entre líneas y 0,5 ó 0,6 m entre plantas, lo que se traduce en una densidad de plantación de 10.000 a 12.000 plantas/ha.
Debido al rápido crecimiento de la planta, la poda se comienza a los pocos días del trasplante.
En pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) “tipo holandés”, la poda consiste en suprimir todos los brotes laterales para dejar la planta a un solo tallo principal. En los otros tipos de pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) la poda es muy similar, aunque no se eliminan los brotes laterales, sino que se suelen despuntar por encima de la segunda hoja.
Las hojas viejas, amarillas o con enfermedades se suprimirán de forma paulatina para favorecer la aireación.
Cuando la humedad es demasiado alta, será necesario tratar con pasta fungicida tras los cortes.
Algo también importante en el cultivo de pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) es el aclareo de frutos. Deben eliminarse todos los frutos que aparezcan en las axilas de las primeras 7-8 hojas (60-75 cm), de forma que la planta pueda desarrollar un sistema radicular fuerte antes de entrar en producción. Estos frutos bajos suelen ser de baja calidad, pues tocan el suelo, además impiden el desarrollo normal de parte aérea y limita la producción de la parte superior de la planta.
Los frutos curvados, malformados y abortados también deben ser eliminados cuanto antes, al igual que aquellos que aparecen agrupados en las axilas de las hojas de algunas variedades, dejando un solo fruto por axila, ya que esto facilita el llenado de los restantes, además dará también mayor precocidad.
El “entutorado” mantiene la planta erguida, mejorando así la aireación general de la misma, favoreciendo el aprovechamiento de la radiación y la realización de las labores culturales. La sujeción suele realizarse con hilo de polipropileno sujeto de un extremo a la zona basal de la planta y de otro, a un alambre situado aproximadamente a 2 m del suelo. Sobre este hilo se va liando la planta conforme ésta va creciendo. Al llegar al alambre la planta se dirige hasta otro alambre, que se encuentra a 0,5 m dejando colgar la guía y uno o varios brotes secundarios. No se aconseja dejar caer la guía sobre el mismo alambre, porque se puede romper con facilidad. Tampoco es recomendable que el “emparrado” ocupe todo el espacio entre líneas porque no permite la entrada de luz entre las calles.
Para la polinización del pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) se introducen en el invernadero colmenas de abejorros (Bombus terrestris), para aumentar así la eficacia de la polinización cruzada. Tras la fecundación de la flor, comienza a desarrollarse el ovario, transformándose posteriormente en fruto.
En cultivo protegido, el aporte de agua y gran parte de los nutrientes, se realiza de manera generalizada mediante riego por goteo y va a estar en función del estado fenológico de la planta, así como del ambiente en que ésta se desarrolla (tipo de suelo, condiciones climáticas, calidad del agua de riego, etc.).
La demanda de agua en este cultivo es bastante grande sobre todo en la época de formación y engorde del fruto. En las primeras etapas del cultivo, es interesante una ligera disminución de los riegos para estimular el desarrollo radicular de las plantas que les permitan posteriormente, un mejor aprovechamiento del agua contenida en el suelo.
En cuanto a la nutrición, cabe destacar la importancia de la relación N/K a lo largo de todo el ciclo de cultivo, que suele ser de 1/0,7 desde el trasplante hasta la cuarta-quinta semana, cambiando a partir de aquí hacia 1/1 hasta el comienzo del engorde del fruto. Posteriormente se deberá subir de manera progresiva los niveles de potasio hasta lograr un equilibrio 1/3.
El fósforo juega un papel relevante en las etapas de enraizamiento y floración, ya que es determinante sobre la formación de raíces y sobre la producción de flores.
El calcio es un elemento importante en la nutrición del pepino (cohombro, alpicoz, alficoz), aportando además de una mejora en la calidad, una mejor defensa de las plantas ante las enfermedades.
También es importante considerar la incidencia de los micronutrientes en este cultivo, bastante exigente, en especial en manganeso y hierro.
Entre la principales plagas que afectan al pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) podemos encontrar la mosca blanca (Bemisia tabaci y Trialeurodes vaporariorum) y el trips (Frankliniela occidentalis).
Para el control biológico de estas plagas se realizan sueltas de enemigos naturales, concretamente Amblyseius swirskii.
Otra especie plaga, aunque de menor importancia económica, que suele aparecer en los invernaderos de pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) son los pulgones, si bien su control biológico es también posible mediante la utilización de parasitoides como Aphidius colemani o Aphelinus abdominalis y depredadores como Aphidoletes aphydimyza o Adalia bipunctata.
Entre las principales enfermedades que afectan al pepino (cohombro, alpicoz, alficoz) podemos encontrar, Fusarium oxysporum, Phytium spp., Rhizoctonia solani, Botrytis cinerea, Alternaria spp. , Oidio o “ceniza” (Sphaeroteca fuliginea y Liveillula taúrica), Didymella bryoniae y Mildiu (Pseudoperonospora cubensis).
Entre los principales virus que afectan al cultivo del pepino (cohombro, alpicoz, alficoz), podemos destacar, el virus del mosaico del pepino (CMV), el virus del mosaico de la sandia-2 (WMV-2), el virus del mosaico amarillo del calabacín (ZYMV), el virus del mosaico de la calabaza (SqMV), el virus del amarilleamiento del pepino (CuYV) y el virus de las venas amarillas de pepino.
Dependiendo del cultivar y de la temperatura, el periodo desde floración a cosecha puede ser de 55 a 60 días.
Generalmente, los frutos se cosechan en un estado ligeramente inmaduro, próximos a su tamaño final, pero antes de que las semillas completen su crecimiento y se endurezcan.
Algunos de los detalles indicadores de que los frutos están a punto para la recolección son: uniformidad del diámetro, redondeo de la zona apical y piel más o menos oscura y más lisa. Si se retrasa la recolección, el fruto toma un tamaño demasiado grande y tiene poca capacidad de conservación.
La recolección se realiza cortando el pedúnculo con unas tijeras o cuchillo, dejando en la planta un trozo del mismo de aproximadamente un centímetro de longitud.
La frecuencia de recogida está en función de las condiciones ambientales (especialmente temperatura) y del mayor o menor tamaño que se desea en cada caso, variando desde varias veces por semana a comienzo del otoño, hasta más de ocho días en invierno.
Debido a la gran cantidad de agua que constituye el fruto (95%) se debe evitar las deshidrataciones, realizando el corte en horas de poco calor y dejando las cajas con los frutos en un almacén o a la sombra, hasta su traslado al centro de comercialización.
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