El mildiu de las cucurbitáceas es una enfermedad de climas templados y tropicales que puede causar importantes pérdidas en pepino (cohombro), melón, calabacín (calabacita), sandía (melón de agua, patilla, paitilla) y otras cucurbitáceas cultivadas al aire libre o protegidas.
El agente causal de esta enfermedad es el hongo Pseudoperonospora cubensis perteneciente a la familia Pernosporaceae. Este hongo es un parásito obligado que necesita agua libre para dispersar sus esporas. El micelio fúngico es hialino (incoloro) y los esporangios, (donde se producen las esporas), son de color gris pudiéndose apreciar directamente en el envés de las hojas. En presencia de agua libre, los esporangios liberan esporas que nadan en el agua gracias a sus flagelos y cuando encuentran una zona adecuada, germinan e infectan los tejidos de la planta, siendo la temperatura óptima para la infección de 16 a 22 ˚C.
Una vez infectada la hoja, el desarrollo del hongo se ve favorecido por la alternancia de temperaturas calurosas durante el día (25 ˚C) y frescas durante la noche (15 ˚C) y humedades relativas muy altas, del 80 % al 90%. Temperaturas inferiores a 5 ˚C o superiores a 35 ˚C detienen su desarrollo.
Los rocíos nocturnos y las nieblas matinales también favorecen el desarrollo del mildiu.
Está enfermedad se manifiesta en las hojas de las cucurbitáceas. Al principio, aparecen manchas de color verde claro en el haz, que posteriormente se tornan amarillas con formas angulares. En el envés, se forma un fieltro gris-violáceo en el que se producen las esporas del hongo. Posteriormente, estas manchas se necrosan, tomando la hoja aspecto apergaminado. Los peciolos permanecen verdes, sosteniendo a las hojas secas completamente, pero unidas al tallo.
Como medidas preventivas y culturales recomendamos:
En cuanto al control químico, se debe intervenir cuando existan plantas con síntomas y cuando las condiciones sean favorables, utilizando siempre materias activas autorizadas y aplicando las dosis recomendadas por el personal técnico.
La técnica de aplicación debe permitir alcanzar bien el envés de las hojas, procurando una buena cobertura de éstas en todas las plantas. Al realizar la aplicación, se debe llegar a los tallos y hojas bajas de la planta.
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