El melón en invernadero se siembra desde el mes de diciembre hasta abril (sureste español), dependiendo de la fecha que se desee recolectar y el destino de la producción.
Se puede elegir entre siembra directa y trasplante, dependiendo de la época de cultivo, pero para producciones precoces estamos obligados a realizar la siembra en semillero debido a la limitación de la temperatura del suelo en los meses de diciembre a febrero.
Para la siembra directa la temperatura mínima del suelo debe ser de 16 ˚C, colocando de 1 á 3 semillas por golpe que se cubre con 1,5-2 cm de arena,
Cuando se realiza la siembra en semillero, el trasplante se realiza a las 6-7 semanas, con al menos la primera hoja verdadera bien desarrollada, aunque el optimo sería que tuviera dos hojas verdaderas bien formadas y la tercera y cuarta mostradas.
El trasplante debe realizarse evitando las horas de máximo calor, a primeras horas de la mañana o últimas horas de la tarde.
Se abren los hoyos, con azadilla o plantador y las plantas procedentes del semillero se colocan sobre los mismos.
Una vez colocado el cepellón se cubre de tierra y se da un riego (evitando las horas de máximo calor) que afiance las plantas y facilite su arraigo.
Con objeto de: aumentar la temperatura del suelo, disminuir la evaporación de agua, impedir la emergencia de malas hierbas, aumentar la concentración de CO2 en el suelo y aumentar la calidad del fruto, al eludir el contacto directo del fruto con la humedad del suelo, se realiza el acolchado que consiste en cubrir el suelo/arena generalmente con una película de polietileno negro de unas 200 galgas. Esto puede realizarse antes de la plantación, o después para evitar quemaduras en el tallo.
En plantaciones tempranas, una vez realizado el trasplante, se puede proceder a la colocación de tunelillos de plástico para incrementar la temperatura. Para ello se colocan arcos de alambre cada 1,5 metros aproximadamente, que se recubren con un film de polietileno transparente que se sujeta al suelo con la propia arena. Este material presenta el inconveniente del goteo sobre el cultivo. Otro material utilizado es la manta térmica, que aunque incrementa la temperatura en menor medida, mejora las condiciones de ventilación y evita el problema del goteo.
Existen otros métodos para incrementar la temperatura en el interior del invernadero tras la plantación como es la colocación de bandas de plástico o de una cubierta flotante de film transparente y perforado.
Aunque el cultivo rastrero es el más extendido, debido a la mano de obra requerida en el cultivo “entutorado”, cuando se quiere conseguir frutos de gran calidad, las plantas se “entutoran”.
En cultivos rastreros, las densidades de plantación más habituales oscilan entre 0,75-1 planta/m2. En cultivo “entutorado”, las densidades aumentan, siendo las recomendaciones 1,5-2 plantas/m2.
La poda del cultivo de melón estimula la ramificación, disminuye el vigor de la planta, fomenta la aparición de flores femeninas, acelera la madurez, facilita la ventilación y la aplicación de los tratamientos fitosanitarios, aumenta la precocidad y permite controlar la cantidad y el tamaño de los frutos. Suele diferenciarse la poda del cultivo “entutorado” de la del cultivo rastrero.
En cultivo rastrero, cuando las plantas tienen 4 ó 5 hojas verdaderas se despunta el tallo principal por encima de la 4ª, 5ª o 6ª hoja, dependiendo del número de rastras de segundo orden que se quieran dejar a la planta. De las axilas de las hojas dejadas surgen los tallos laterales de 2º orden que también son podados cuando tienen 5-6 hojas, se despuntan por encima de la 4ª, 5ª o 6ª hoja. De estas rastras de 2º orden nacerán las de 3er orden, principales portadoras de las flores femeninas. En estos tallos la poda que se realiza es la siguiente, los tallos que llevan fruto se despuntan dejando 1-2 hojas por encima del fruto. Las yemas de las hojas dejadas se suprimen para evitar nuevas brotaciones. No es aconsejable dejar más de un fruto por tallo. Los tallos que no lleven fruto se despuntan por encima de la 4ª o 5ª hoja para evitar su crecimiento exagerado.
La poda de formación para melón “entutorado” puede realizarse conformando la planta a 1-2 tallos. El sistema a 2 brazos es el más empleado en los invernaderos de la zona mediterránea para variedades de fruto mediano y pequeño. La realización de la poda es la siguiente, cuando la planta tiene 3-4 hojas verdades se despunta el tallo principal por encima de la 3ª hoja dejando sólo los dos brotes mejor constituidos, que son los que se “entutoran”, constituyendo el armazón de la planta. Todas las brotaciones que nazcan de los tallos de 2º orden y hasta una altura de 50 cm del suelo se eliminan. A partir de esa altura, las rastras de 3er orden que lleven fruto se despuntan, dejando 1-2 hojas después del fruto, suprimiendo las yemas que nacen junto a las hojas. Los tallos que no lleven fruto se despuntarán después de la 4ª-5ª hoja.
El método de riego que mejor se adapta al melón es el riego por goteo, por tratarse de una planta muy sensible a los encharcamientos, con aporte de agua y nutrientes en función del estado fenológico de la planta, así como del ambiente en que ésta se desarrolla (tipo de suelo, condiciones climáticas, calidad del agua de riego, etc.).
En el melón se pueden distinguir cuatro fases de desarrollo:
- Desde la germinación hasta la aparición de las primeras flores, caracterizada por una estabilidad en la demanda hídrica y un lento incremento del aparato vegetativo.
- Fecundación: Desde la aparición de las primeras flores al cuaje de los primeros frutos, caracterizada por un gran desarrollo del aparato vegetativo y aumento importante de la demanda hídrica.
- Engrosamiento de los frutos. Desde el cuaje hasta el inicio de la maduración de los frutos, caracterizada por el importante incremento del aparato vegetativo, del tamaño de los frutos y la gran demanda hídrica de la planta.
- Maduración. Desde el inicio de la maduración hasta la recolección de los frutos, caracterizada por la reducción del crecimiento, cambio de las características morfológicas de los frutos y disminución de la demanda hídrica.
La polinización del melón es principalmente entomófila. Para los cultivares monoicos es imprescindible el transporte del polen de la flor masculina a la femenina y para los andromonoicos, aunque no haya incompatibilidad entre el polen y el ovario de las flores, se recomienda también la polinización con abejas ya que no siempre coincide la dehiscencia de las anteras con la receptividad del estigma o puede que no haya suficiente cantidad de polen.
En la actualidad la polinización mediante el empleo de abejas (Apis mellifera), es la forma más segura y eficaz para una correcta polinización.
Las colmenas se introducirán en el invernadero unos días antes de la aparición de las flores femeninas, después de aparecer las primeras flores masculinas, al objeto de que se vayan acostumbrando al ambiente interior.
La floración suele se escalonada para dar lugar a 2 ó 3 cortes de fruto. Las flores permanecen abiertas durante uno o dos días, abriéndose por la mañana y cerrándose al atardecer, así hasta que pasado dicho tiempo si no han sido fecundadas dejan de ser receptivas.
De forma general, entre la nascencia de las plantas de melón y la iniciación de la recolección suelen transcurrir entre 100 ó 120 días, entre la fructificación y maduración suelen transcurrir entre los 30 y 50 días, según cultivar y ambiente.
El fruto no debe cosecharse hasta que la madurez esté asegurada. La cosecha del melón comienza con la corta manual. Los frutos se depositan a lo largo de las hileras, para ser posteriormente cargados en los carros. La frecuencia de recolección varía de dos a tres veces por semana, con tiempo cálido, a una vez por semana cuando el tiempo es más frío.
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