El olivo es un frutal rústico por lo que se cultiva en zonas climatológicas y topográficamente hostiles, circunstancia que ha dificultado el avance de la recolección mecanizada. Las diferentes técnicas utilizadas tradicionalmente han sido:
Recogida del suelo: Consiste en dejar pasar el tiempo suficiente para que el fruto maduro por sí solo caiga al suelo y manualmente se acopia. Pese a la baja rentabilidad que entraña el ejercicio de esta labor, raramente no hay que realizarla. Todos los frutos no maduran al mismo tiempo por lo que se forma una alfombra, más o menos densa, de olivas en el suelo que se pueden recolectar manualmente o mediante instrumentos de barrido o de aspiración que consisten en cosechar la aceituna del suelo mediante corrientes de aire.
Ordeño: El ordeño consiste en cosechar manualmente la aceituna sin la ayuda de ningún instrumento y ésta de forma continua cae sobre la malla. Para llevar a cabo el ordeño, se cubre la superficie alrededor del frutal con un fardo y se ordeña el olivo.
En la actualidad los recolectores se suelen ayudar de una rastrilla que peina cada rama del frutal forzando la caída de la aceituna. También es necesario aclarar que este método es el único recomendado para la cosecha de aceituna de mesa.
Vareo: El vareo consiste en golpear el árbol con una vara. Para reducir los daños, debe realizarse lateralmente hacia las zonas fructíferas. Como en casos anteriores, también hay que cubrir el suelo.
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